Segundos hogares llenos de cariño

En la provincia de Lugo hay 40 familias que acogen a niños que necesitan un hogar temporal ► María Ángeles y Jorge son una de esas familias y aseguran que, aunque no todo es de color de rosa, la experiencia ha enriquecido sus vidas

Jorge Adrián Varela, María Ángeles García y su hermana Milagros. TOÑO PARGA
photo_camera Jorge Adrián Varela, María Ángeles García y su hermana Milagros. TOÑO PARGA

"A MAIORÍA das familias repiten e todas coinciden en que reciben dos cativos moito máis do que dan". Son las palabras de Carmen Fernández, la trabajadora social del programa de familias de acogida que coordina Cruz Roja Lugo en colaboración con la Xunta de Galicia.

En la provincia hay 40 familias de acogida que dan apoyo a menores que por diversas circunstancias no pueden estar con su familia biológica. Las acogidas son temporales. Los niños siempre vuelven con sus padres o encuentran una familia adoptiva definitiva, pero en ese tránsito precisan un hogar en el que recibir las atenciones básicas además de apoyo, empatía, entendimiento, un poco de estabilidad y grandes dosis de cariño.

Explica Carmen Fernández que siempre hay necesidad de familias acogedoras porque hay que adaptar los perfiles de las dos partes que participan en el programa. Es decir, cada menor precisa un hogar con unas características determinadas y al revés, así que la trabajadora social anima a cualquiera que pueda interesarle esta iniciativa cien por cien altruista a informarse y sumarse a ella.

María Ángeles García y Jorge Adrián Varela, residentes en la parroquia monfortina de Piñeira, son familia de acogida y ya recibieron en casa el primer menor. Llegó el pasado verano y la pareja asegura que la experiencia les supuso un cambio drástico de vida pero que no se arrepienten en absoluto del paso dado. "O que gañamos compensa con moito as renuncias", argumentan.

Su historia comenzó hace más de siete años. En aquel momento María Ángeles y su hermana Milagros acudieron a Cruz Roja para preguntar sobre los programas de vacaciones solidarias por los que menores de lugares en conflicto pueden pasar un par de meses en nuestro país y escapar un poco de su realidad diaria.

Carmen Fernández, trabajadora social: As familias acolledoras aseguran que reciben dos nenos moito máis do que elas poden aportar

Llevaban eso en mente, pero en Cruz Roja les hablaron del programa de acogida. "Abríronnos os ollos e entendemos que aquí tamén había nenos con necesidades", explica Milagros García. Así que las dos hermanas hicieron el pertinente curso y se metieron en el programa. Sin embargo, su realidad cambió y tuvieron que paralizar el proyecto. "Tiñamos na casa os nosos pais maiores e dependentes e outro familiar máis con cancro polo que non podiamos recibir nenos", añade Milagros.

Con el paso de los años esas personas fallecieron y María Ángeles se planteó de nuevo ese proyecto que quedara a medio realizar. "Eu non teño fillos, gustánme os nenos pero decidín non ter fillos propios", afirma la mujer. "Pode ser difícil de entender pero decidín que o tempo que podería darlle aos meus fillos quería investilo en persoas que xa están neste mundo e me poden precisar, na miña familia, nos meus sobriños e agora nas personas que acollemos. E estou satisfeita con esa decisión", insiste. "Se fora Angelina Jolie e tivese o seu presuposto tería adoptado moitos nenos", matiza.

En esta nueva etapa le acompaña su pareja, Jorge Adrián Varela. Él tiene un hijo ya mayor pero para ninguno de los dos fue un problema sumarse al plan que ya manejaba María Ángeles. Además, tienen el apoyo de Milagros García, que aunque no consta en el contrato como acogedora hizo los cursos de formación igualmente y está siempre para echar una mano.

María Ángeles: Neste tempo non pasou nada que estivese fóra do aceptable, nada que non sexa asumible ou esperable en calquera fogar

A la casa de Piñeira llegó un nuevo habitante y María Ángeles no esconde nada. "Efectivamente hai que acoplarse e efectivamente pasamos noites sen durmir, preocupados por estar á altura das circunstancias, pero neste tempo non pasou nada que estivese fóra do aceptable, nada que non sexa asumible ou esperable en calquera fogar", explica la mujer.

Además, las familias acogedoras tienen hilo directo con el equipo de técnicos de Cruz Roja y con el de la Xunta. Los trabajadores sociales y los psicólogos están ahí para asesorarles y también está el soporte de la formación previa.

Uno de los momentos más duros es el de la despedida, pero para eso también se les prepara. "É un trago a pasar, pero sabes que a marcha é porque a situación mellorou, porque o cativo pode volver cos seus pais que son con quen todo neno debe estar, e ti axudaches a iso", dice María Ángeles. Y Carmen Fernández insiste en ello. Dice que hay que pasar un duelo y que se llora como en todo duelo, "pero despois da pena inicial chega a alegría porque ese menor ten agora un futuro máis estable", añade la trabajadora social.

Al lado de esos momentos más duros están las risas, la compañía, el milagro de ayudar a un niño. "E moi gratificante. Os nenos enchen as casas de vida e o mellor que podemos facer polo mundo é coidalos. Os nenos de hoxe son os adultos de mañá", concluye María Ángeles García.

El reto
Mantener al menor en su entorno


Cuando un niño no puede estar con su familia biológica, la primera opción es que pueda residir con sus familiares más cercanos o personas de su entorno. La segunda es que se integre en una familia de acogida geográficamente cercana y, la tercera, que ingrese en un centro.

Características
No hay un perfil específico de familia de acogida. Se aceptan parejas, unidades monoparentales, con o sin hijos, y tampoco hay requisitos de edad.

Trámites
Los padres de acogida tienen que cursar una formación de 20 horas y actualizarla todos los años. También pasan una serie de pruebas psicológicas. Cuanto tienen a un menor en acogida reciben una pequeña ayuda económica.

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