El día amaneció gris en Monforte tras una noche de intensos chubascos y con una previsión de Meteogalicia de que la lluvia estaría muy presente a lo largo de la tarde de este jueves en la capital de la Ribeira Sacra, donde estaba señalada en el calendario una de las citas ineludibles para cientos de vecinos, la romería en honor a San Mateo que se celebra en la parroquia de A Parte, en los campos a orillas de la confluencia de los ríos Mao y Cabe.
Sí. El otoño llamó a la puerta con fuerza, pero no arredró a cientos de pandillas para despedirse del verano con platos de todo tipo, sobre todo empanadas y pulpo á feira, y en algunos casos con comidas pantagruélicas en las que los chorizos criollos, la panceta, las costillas de cerdo o la carne de ternera llenaban grandes parrillas, algunas de ellas hechas con las antiguas sierras para cortar la pizarra.

Son muchos en la Ribeira Sacra que tienen estos discos de corte, que tras perder el filo eran desdeñados y tirados por las empresas. Algún trabajador pizarrero vio el potencial de estas piezas y con una ligera modificación y un quemador de gas bajo ellas las convirtió en una plancha de cocina de grandes dimensiones ideal para hacer frente a grandes acontecimientos gastronómicos.
Por supuesto, tampoco los monfortinos se olvidaron de tres elementos indispensables, como es el vino, el licor café y la queimada, esta última muy demandada en la tarde de este jueves para calentar el cuerpo, pues en la estación que Meteogalicia tienen en A Pinguela, en Monforte, se registraban a las siete de la tarde tan solo 17,2 grados centígrados.
Poca juventud
Y nuevamente sí. La romería tuvo tirón pero gracias a las pandillas de mediana edad. La juventud ha dejado de acudir. Lejos quedan aquellos tiempos en los que al otro lado del Cabe, en la zona que fue bautizada como Duquesa (por la calle monfortina en la que estaba todo el ocio nocturno) donde se congregaban decenas de pandillas de gente joven que ponían música a todo volumen y creaban un recinto casi privado para los de sus edad.

En aquel campo totalmente poblado de jóvenes no había nada de nada en la jornada del jueves, quizá porque antes los universitarios empezaban las clases mucho más tarde de lo que lo hacen ahora.
Sea como fuese, lo que está más que claro, por lo oído a los que fueron a la romería y a los que no se animaron, es que el próximo año será un éxito total en cuanto a la participación, pues al ser 2024 bisiesto la fiesta coincidirá en sábado, un día en el que sí estarán los jóvenes que estudian fuera y vecinos que no tendrán que cerrar sus negocios para poder disfrutar de una romería para despedir el verano, no para aplaudir la llegada del otoño y sus días fríos y lluviosos.
Recorrido a pie
Los que no faltan a la cita de la romería de San Mateo son un grupos de feligreses de la parroquia de A Estación, que todos los años hacen a pie, como antaño, el recorrido entre la ciudad y A Parte para acudir al festejo.

Existe una ruta que discurre a orillas del río Cabe que parte de la zona del Club Fluvial y se prolonga por Vilanova y Ribasaltas antes de llegar a la parroquia del santo que, dicen, tiene el don divino de curar los males de oído.
En la pequeña iglesia de A Parte se celebra una misa en la que son muchos los que participan y quieren que tras los actos litúrgico se acerque a sus oídos la imagen de San Mateo al tener la devoción necesaria y suficiente para considerar que es capaz de solucionar esos males.
Apartado musical
La devoción religiosa dio paso a la festiva, con bailes de tarde y noche que amenizaron dos orquestas, en concreto Fussión y Mar de Arousa. El tiempo, sin lluvias, acompañó a todos los que se quedaron en el campo de A Parte para disfrutar de la música de estas dos formaciones.

Este viernes estará en el campo de la fiesta el dúo Trazos para poner el punto final a una romería que recupera su tirón después de que tanto en 2020 como en 2021 no se celebrase debido a la pandemia del covid-19 y que el pasado año, tras el levantamiento de las restricciones, no fuese una de sus mejores ediciones.