Los rosqueiros de Sober celebraron una feria lluviosa, pero con ventas

Los tres puestos participantes prepararon la mitad de encargos con respecto al pasado año
Los tres puestos de rosca en la feria de ayer de Sober. IRIA LORENZO
photo_camera Los tres puestos de rosca en la feria de ayer de Sober. IRIA LORENZO

Ni la lluvia ni el Covid impidieron que sobereses y visitantes sucumbiesen ante la rosca de Sober. A pesar de la cancelación de la Feira da Rosca tradicional con degustación, artesanía y música, tres puestos de familias rosqueiras participaron ayer en la feria mensual ofertando este producto cocido a fuego lento en los hornos de Millán.

Teresa Bulso, Óscar Fernández y la familia de Moncho, de Millán, vendieron roscas durante una mañana pasada por agua y con las precauciones sanitarias añadidas. Sin embargo, las ventas fueron bastante buenas, en general, y los tres puestos participantes coinciden en que se vendió, claro está, menos que el año pasado, aunque sí agotaron las existencias que llevaron a la feria. En el caso de Óscar Fernández fueron alrededor de 200 las roscas que elaboró entre los encargos del día anterior y en la feria, una cifra mucho menor si tenemos en cuenta que en la Feira da Rosca del año pasado llegó a vender hasta 500 roscas. "Fixemos a metade este ano, xa en previsión, porque estas roscas se non se venden, estropéanse".

Teresa Bulso también logró vender su género, del que coció un 50% menos en previsión de las posibles ventas. Esta rosqueira, natural de Quiroga pero afincada en Sober, aseguró respecto a las ventas que "aínda pensei que sería peor. Pero non foi mal". Bulso se lamentó, al igual que sus compañeros, por la mala suerte respecto al tiempo, pero con una gota de optimismo y también de resignación, porque "o tempo está bastante ben respecto a noite e a mañá a primeira hora". La rosqueira recordó que "coa degustación todo o campo estaba cheo a esta hora do mediodía... Pero este ano co Covid entendemos a situación".

Mientras, algunos visitantes de fuera de la comarca se acercaron a preguntar por el producto, a pesar de que "a maioría dos que veñen son dos arredores e de por aquí", aseguraba Moncho, de Millán. Esta familia de rosqueiros terminó con sus roscas (alrededor de 100), antes del mediodía. "A xente chega a cuentagotas", afirmó Moncho. Sin embargo, para esta estirpe que cuece roscas todas las semanas desde marzo a noviembre el de ayer fue un día más de feria que ayudó un poco a la economía familiar basada en este producto elaborado con huevos, harina, azúcar, levadura, un poco de colorante y sal.

Los demás puestos ambulantes de la feria, entre los que se encuentran tiendas de embutidos, pan y empanadas, frutas, ropa y, por supuesto, los pulpeiros, hicieron parte de su agosto pasado por agua.

SEPTIEMBRE. El Covid tampoco permitirá a Sober celebrar las tradicionales verbenas de las fiestas patronales de la Virgen del Carmen el tercer fin de semana de septiembre. Como alternativa, el Concello está preparando actividades, "especialmente para os máis pequenos", según el alcalde de Sober, Luis Fernández Guitián, así como la misa y procesión.

Sober mantiene hasta entonces un verano atípico con actos destinados a los niños y jóvenes del municipio. Durante el mes de julio celebró los campamentos de verano Coñece o teu Concello, en el que se incluyeron juegos educativos contra la violencia de género, una yincana en la piscina y actuaciones musicales en la casa de la cultura.

A pesar de ser un verano marcado inevitablemente por el Covid, el Concello soberino sigue manteniendo las dos ferias mensuales, que son los días 12 y 28.

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