"El proyecto fue cambiando; de inicio íbamos a fabricar productos de origen natural"

Los contactos del alcalde de Monforte con el industrial afincado en Barcelona José Luis Díaz-Varela han cuajado en una planta de inyectables para uso hospitalario que creará 50 empleos directos y 200 indirectos que trascenderán a la ciudad del Cabe. El hijo del fundador, al frente del proyecto, revela que la idea primigenia no era fabricar productos farmacéuticos
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photo_camera Raúl Díaz-Varela, presidente de Kern Pharma y vicepresidente de Grupo Indukern. KERN PHARMA

la apuesta de los Díaz-Varela por Monforte va camino de invalidar el proverbio que dice que nadie es profeta en su tierra. Xunta y Concello han allanado el terreno para que la planta de inyectables de Kern Pharma, cuya construcción arrancará a inicios de 2023, produzca ampollas para uso hospitalario con fármacos para anestesia, dolor y antiinflamatorios. Lo siguiente será abrir nuevas líneas de negocio —viales liofilizados y jeringuillas precargadas—, lo que brindará "un crecimiento significativo" a Kern, que factura 300 millones al año entre España, Portugal y Estados Unidos.

Kern Pharma tiene plantas en Murcia y Tarrasa. ¿Esta es su primera incursión en Galicia?
Curiosamente, en los 90 intentamos construir una planta de vitamina C, de la materia prima, no del producto terminado, y el emplazamiento que estudiamos caía entre Cedeira y As Somozas. Por desgracia, el precio de la vitamina C cayó en picado y los chinos apretaron mucho con los costes de ese producto, del que éramos un gran consumidor. Al final no salió. Fue la primera incursión en Galicia.

¿Este proyecto se ideó expresamente para Monforte o en su plan de expansión ya figuraba levantar una planta de inyectables en otra ubicación?
El proyecto ha ido cambiando con el tiempo. Inicialmente, teníamos la intención de llevar a Monforte lo que ahora centra la planta de Murcia, dedicada a los productos de origen natural y complementos nutricionales y vitamínicos. Pero, compramos la planta de Murcia, que era de un proveedor nuestro que ya se dedicaba a esta actividad, y, en vez de transferir la producción a Galicia, esto se quedó allí.

Y tocó reformular el plan...
Empezamos a pensar qué otras cosas precisábamos. Llevábamos un tiempo planteando que la producción de inyectables aquí, en Tarrasa, se nos había quedado pequeña. Estábamos tercerizando parte de la producción y con limitaciones para poder crecer. El proyecto pasó a ser bastante más complejo y a requerir más inversión. De hecho, compramos un terreno de 7.000 metros cuadrados, suficientes para la primera idea. Sin embargo, al final adquirimos tres parcelas en el polígono para llegar a los 21.000 metros cuadrados porque necesitábamos mucho más espacio.

A nivel de suelo industrial e incentivos fiscales, ¿cómo evalúa lo que hacen la Xunta y las administraciones locales para captar empresas?
Lo que más valoro es la predisposición, la voluntad de buscar todas las herramientas posibles para intentar favorecer la implantación de empresas. Es verdad que muchas de las cosas que Galicia está ofreciendo son ayudas europeas o españolas y, por tanto, no hay grandes diferencias entre ir a una comunidad o a otra. Lo que sí hemos notado, quizá por la necesidad de atraer industrias, es una comunicación y disponibilidad para intentar favorecer y ser lo más rápidos posibles en la gestión del proyecto. Es verdad que en Madrid o Barcelona las ayudas son menores, porque no necesitan tanto apoyo para captar inversión al ser regiones más desarrolladas. Al contrario, les falta espacio para más industria y los costes de terreno y urbanización son diferentes.

La inversión para acometer la primera fase, enfocada a la producción de ampollas, ascenderá a 33 millones. ¿Precisarán fondos europeos o algún apoyo del Igape?
Ya hicimos la solicitud de todas las ayudas con convocatorias abiertas. Siempre hay que hacerlo antes de tomar una decisión, porque estas ayudas están pensadas para favorecer la implantación de las empresas. Con el Igape llevamos hablando más de seis meses. Una parte importante de las ayudas ya se revisó por parte del Igape y, luego, están los apoyos del Ayuntamiento, que tienen que ver con impuestos locales. En lo tocante a los 1.400 millones establecidos en el Perte de la Salud de Vanguardia , que estuve siguiendo bastante cuando fui presidente de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos, solo 50 millones están pensados para la industria. El resto está enfocado a mejorar la salud desde el punto de vista de gestión, con la digitalización de las pruebas clínicas y programas informáticos, pensando en hospitales y centros de salud. Hay alguna ayuda para colaboración con proyectos de investigación de las universidades, pero hay poco dinero para lo que podría ser un motor: la industria. Hay dos paquetes de 25 millones a los que nos hemos acogido, pero que seguramente quedarán absorbidos dada la cantidad de empresas solicitantes. Pero el dinero llegará a poco, pues las ayudas siempre están topadas y no pueden exceder más allá del 10% de lo subvencionable que, obviamente, tampoco es toda la inversión del proyecto.

El alcalde de Monforte deslizó que, a futuro, la inversión podría duplicarse. ¿Cuándo lo decidirán?
Permítame que no dé una fecha, porque ni yo mismo la conozco. Hemos definido el proyecto de la obra civil, esto es, la caja que contendrá las diferente áreas para que podamos llegar a contar con hasta cuatro líneas de diferentes tecnologías. Prevemos iniciar las obras a principios de 2023 y terminarlas, como máximo, a mitad del 2025. Lógicamente, a medida que esas obras avancen y que nuestras necesidades de producción evolucionen, veremos si podemos pensar en una segunda línea, que sería de viales liofilizados, lo que nos permitiría ir a un mercado del que aún no participamos. Ahora ya fabricamos 25 millones de ampollas y tenemos una demanda de 50 millones. La planta nos permitirá llegar hasta 75 millones. En viales no hemos hecho nada, al igual que en otras tecnologías como las jeringas precargadas. Entre 2023 y 2024 tomaremos decisiones, pero ya será más fácil, porque la obra estará hecha y lo único que habrá que decidir será la compra de la maquinaria.

¿Qué perfiles profesionales van a necesitar?
Queremos conocer bien los cursos formativos que hay en proximidad. Un 50% serán licenciados —esto es, microbiólogos, biólogos y farmacéuticos— para las áreas de producción y control de calidad, como exige la Agencia Española del Medicamento, y la otra mitad, titulados de FP con algo de formación interna o con acuerdos de formación con algún instituto. En Cataluña, hemos trabajado mucho con la FP de especialidades químicas y cooperamos con institutos para hacer una especialización de operarios de planta farmacéutica. Funcionó muy bien porque todos los que venían de prácticas acababan quedándose. Antes de fin de año iniciaremos conversaciones con los institutos gallegos.

"Creo que mi padre, que es mucho de la tierra y la morriña, se lo puso fácil al alcalde de Monforte"

Su padre nació en Monforte, se crio en A Coruña, emigró a Venezuela y, luego, sentó las bases de Grupo Indukern en Barcelona. ¿Mantienen vínculos con la ciudad del Cabe?
No manteníamos mucho vínculo con Galicia porque la mayoría de la familia emigró en los 50. Nos quedan algunos primos muy lejanos. Fue, de hecho, el alcalde el que, viendo una noticia sobre nuestro grupo decidió que quizá era bueno contactar a ese empresario que había tenido éxito. Es verdad que, un tiempo antes, mi padre había tenido alguna pequeña presencia en Galicia por un amigo de la infancia con el que sigue en contacto. Y tenemos un pequeño piso en A Coruña para poder estar de vez en cuando. Pero durante 50 años no ha habido casi nada. Yo solo había estado en Monforte en el 1993, en un viaje familiar, y no había vuelto prácticamente hasta 2018.

El regidor, José Tomé, fue quien los contactó para trasladarles la oportunidad de invertir en Monforte. ¿Tuvo que ser muy insistente?
Sinceramente, no puedo contestar porque no participé de las primeras conversaciones. Pero creo que mi padre, que para estas cosas es más de la tierra y de la morriña, se lo puso fácil. Además, como él también forma parte del consejo asesor del SabadellGallego, tiene reuniones en Galicia unas dos o tres veces al año. Así que fue fácil que volviese a descubrir Monforte

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