Pitri, un vecino célebre del que todo Seoane do Courel está pendiente cada día

El perro llegó por sorpresa el año pasado y se ganó el cariño de todos. Su atropello causó gran tristeza en el núcleo, pero se recupera bien
Es habitual ver al animal en la vía que atraviesa el núcleo de Seoane. CEDIDA
photo_camera Es habitual ver al animal en la vía que atraviesa el núcleo de Seoane. CEDIDA

Hace algo más de un año que en Seoane do Courel reside un popular inquilino. Los vecinos de la localidad courelá adoptaron a finales de verano de 2022 a un perro que pronto se ganó el cariño de todos. O, como asegura uno de los habitantes, Manuel Díaz Pol, fue Pitri quien "adoptó a Seoane".

Y es que el animal, que, en efecto, ya ha sido hasta bautizado con ese nombre, no pasó en ningún momento desapercibido. Al principio, los vecinos pensaban que se trataba de un perro de caza y que su propietario no tardaría en localizarlo y recogerlo. Ya lo habían visto días antes por Meiraos, localidad a unos tres kilómetros por carretera, lo que reforzó la teoría. Pero los días iban pasando y "su figura era bastante famélica, con unas costillas bien marcadas a ambos lados y el lomo hundido", señala Manuel.

Así que poco a poco se fue asentando en Seoane. "Su carácter apacible comenzó a granjearle la simpatía de los vecinos y no fueron pocos los que iniciaron una alimentación que poco a poco se convirtió en ceba y en poco tiempo ganó peso a simple vista", comenta este vecino. En O Courel se come bien y Pitri pronto lo pudo descubrir.

Al mismo tiempo, los residentes de Seoane, menos de un centenar, decidieron que había que poner nombre "ao can". No hizo falta ni una lluvia de ideas, porque la propuesta de uno de los vecinos, Pepinete, "fue adoptada por aclamación popular".

En Seoane todos se conocen y en las conversaciones del día a día comenzó a colarse Pitri. "Tan afortunada fue la elección que en el Real Diccionario de la Lengua del Caurel -bromea Manuel Díaz-, se adoptó como nueva definición la palabra pitrinada, como sinónimo de bobería o tontería".

UN SUSTO. Pitri se llevó bien con los vecinos desde el primer momento y tampoco le costó mucho hacerse con la confianza de los perros más veteranos, unos siete u ocho, de Seoane, pues "se delimitaron territorios y se establecieron las casas a donde cada uno podía solicitar comida".

Quizás por ello todos sintieron tanto el atropello sufrido recientemente por Pitri. "Los coches no suelen pasar a mucha velocidad por el medio del pueblo, por lo que es habitual que los perros estén en el medio de la carretera", señala Manuel Díaz. Lamentablemente, un vehículo pasó a mayor velocidad y al animal no le dio tiempo a reaccionar.

Por fortuna, tras ser revisado en una clínica en Monforte, ya está mejor y espera recuperar cuanto antes su rutina. "Por la mañana acompaña a Pepe (un vecino) en sus paseos, a mí me recibe cada vez que bajo a tomar una cerveza, cuando hay entierro acude a presentar sus respetos y si llueve se refugia en el cajero automático de Abanca", apunta Manuel.

Lo que no le gusta es la caza, dice Manuel. "Los tiradores del municipio se lo llevaron de montería una mañana, pero para decepción general, Pitri regresó a la media hora, haciendo patente su poca aptitud para seguir rastros y cobrar piezas", explica.

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