El pasado emerge del fondo del río Miño

La drástica reducción del caudal hecha por Naturgy libera mucho de lo anegado cuando se construyeron los embalses ► La escasa agua permite incluso llegar a pie hasta la isla de Maiorga, a la que normalmente solo se accede en barca
Nuevo acceso a Maiorga. M.PIÑEIRO
photo_camera Nuevo acceso a Maiorga. M.PIÑEIRO

Por todos es conocida la historia de las poblaciones anegadas por el río Miño en los años 50 y 60 del siglo pasado, cuando se construyeron los embalses de Belesar y Os Peares. Estos días, muchos de los elementos que quedaron sumergidos han salido a la superficie por la drástica reducción del caudal realizada por Naturgy para efectuar obras de mantenimiento del sello inferior de las compuertas de la presa de Os Peares.

Hay tan poca agua que la Diputación de Lugo ha tenido que cancelar la temporada de viajes en catamarán por el Miño. Sin embargo, para empresas privadas como Turismo Pantón todavía es posible surcar el río con sus barcas motoras. Arrancan las rutas en la playa de A Cova, donde actualmente no es posible bañarse. Y es que el agua ha bajado fácilmente entre diez y quince metros.

Dos batuxos que quedaron sumergidos y ahora sobresalen. M. PIÑEIRO
Dos batuxos que quedaron sumergidos y ahora sobresalen. M. PIÑEIRO

"La gente se impresiona al ver los cañones con tan poca agua. Algunos de nuestros usuarios de más edad incluso identifica las casas de sus padres o sus abuelos, que quedaron sumergidas", cuenta Juan Millara, uno de los responsables de Turismo Pantón.

Lugar de culto

La actual iglesia de Belesar, que sobresale rodeada de viñedos, fue construida a raíz del embalse, pues el antiguo templo, situado unos metros más abajo, quedó oculto bajo el agua. Hoy puede contemplarse lo que era su imponente muro.

Impresiona, ya que permanece inquebrantable ante el paso de los años sumergido en el Miño. Sin una sola debilidad aparente, el alto muro de la antigua iglesia es perfectamente visible desde el puente (que ha descubierto sus antiguos pilares) y el lado de Belesar que pertenece a O Saviñao.

Los pilares del puente de Belesar. M. PIÑEIRO
Los pilares del puente de Belesar. M. PIÑEIRO

Hacia la playa de A Cova, el particular museo etnográfico del Miño descubre más elementos. Cerca de Pincelo descansan dos batuxos, como se llamaba a las embarcaciones utilizadas antiguamente para cruzar de un lado a otro del río o transportar mercancías de todo tipo.

También ha emergido una enorme cantidad de bancales, así como restos de lo que en otros tiempos fueron viviendas o bodegas. Más modernos son los embarcaderos o lanchas que permanecen varados en las laderas ante la falta de agua donde reposar.

La basura tiene su triste cuota de protagonismo. Los encargados de Turismo Pantón han encontrado botellas y latas, botes de desodorante, plásticos, gafas, teléfonos, compresas o sedales.

A pie

La isla de Maiorga es en este momento una península. En condiciones normales, a esta pequeña porción de tierra en pleno Miño solo se puede acceder en barca. Con cuidado de no resbalar con las piedras húmedas, hoy es posible llegar caminando.

A su vez, la playa fluvial de A Cova es un gran arenal con un precipicio al final. Y en Augacaída, la cuerda utilizada por Turismo Pantón para amarrar las barcas durante las excursiones al lugar está muchos metros sobre el discurrir del río.

Muro de la antigua iglesia. M. PIÑEIRO
Muro de la antigua iglesia. M. PIÑEIRO

Así será hasta que el agua regrese a sus niveles habituales. Naturgy comenzó con las obras en el embalse de Os Peares el pasado día 17 y la previsión es que duren cuatro semanas. Si todo va en orden, en noviembre terminarán las actuaciones. Después comenzará un largo proceso de recuperación del caudal. Será entonces cuando el pasado de la Ribeira Sacra inicie una nueva inmersión.

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