El otoño se ha afianzado como una buena época para la afluencia de visitantes a la Ribeira Sacra. La ocupación hotelera el pasado mes se situó en un 57%, un 10% más de lo que se esperaba al finalizar octubre, según los datos facilitados ayer por el consorcio de turismo.
La gerente de este organismo, Alexandra Seara, valoró este porcentaje como "altísimo" y lo atribuyó a la promoción de la belleza paisajística de la comarca gracias a los colores propios de la vigente estación. Desde el consorcio creen que otro de los aspectos que ha contribuido mucho a impulsar el turismo en otoño ha sido el programa A caída da folla.
Este proyecto ofrecía la posibilidad de participar en magostos, jornadas de avistamiento de aves, rutas fotográficas, visitas teatralizadas, sesiones de micología o paseos en kayak. Seara destacó esta última actividad como una de las más exitosas y demandadas por el público. "A xente non tivo medo a baixar ao río e mollarse malia estar en outono", afirmó la gerente del consorcio.
Las actividades organizadas por el consorcio distribuían a los turistas en pequeños grupos. En total, disfrutaron de ellas unas 200 personas. Seara apunta a la iniciativa Galicia turismo rural como otra fuente importante de visitantes y cree que la difusión de la comarca en los medios de comunicación ha sido un factor fundamental para "fomentar a Ribeira Sacra nesta época".
LOS DATOS. Los hoteles de cuatro y cinco estrellas estuvieron en noviembre al 62% y las casas de turismo rural, al 43%. El mejor índice lo mostraron otro tipo de establecimientos como albergues, viviendas turísticas o casas de alquiler, que terminaron el mes con un 67% de ocupación.
El último dato confirma el auge de las viviendas turísticas, una apuesta cada más frecuente entre los viajeros. "Cando comezamos a ofrecer datos sobre outro tipo de establecementos hai tres anos as cifras eran moi baixas, pero agora superan case todos os meses ao resto de aloxamentos", señaló Alexandra Seara.
Las viviendas de uso turístico parecen haber llegado para quedarse. Las primeras son casas unifamiliares aisladas y las segundas, pisos ubicados en cascos urbanos. Los propietarios las ponen a disposición de otras personas durante un breve periodo de tiempo.
