¡Pon una ventana en tu boda! El original sí quiero de una monfortina durante el confinamiento

La ceremonia iba a producirse en el Mercado de Abastos de Monforte y el convite en un lugar secreto elegido por la novia
Alba Díaz y Daniel, la pareja que decidió casarse en confinamiento por la ventana en Monforte. EFE
photo_camera Alba Díaz y Daniel, la pareja que decidió casarse en confinamiento por la ventana en Monforte. EFE

La vida de Alba gira en torno a la planificación de bodas. Como esta monfortina dice, su trabajo consiste en estar "un paso por delante" para que todo esté perfecto. Pero el destino ha querido que el coronavirus interrumpiese la suya propia, de forma que, con todo ya montado, decidió aplazarla en el último momento y buscar la única alternativa posible: casarse a través de la ventana.

"Es importante enfocar este momento raro que estamos viviendo de forma positiva y tratar de sacarle partido", cuenta Alba Díaz, propietaria de Frida Kiwi, una empresa de organización de enlaces en la que están "habituados" a todo tipo de adversidades en la preparación de estos días tan especiales para las parejas, pero no a estas. Su empresa se caracteriza por "buscar espacios diferentes", que no están habilitados para este tipo de ceremonias, como naves industriales o incluso estaciones de tren, y la casualidad hizo que su caso personal significase dar un paso más allá.

Alba iba a casarse en condiciones más normales el pasado sábado, 14 de marzo, el mismo día que cumplía once años con su pareja, Daniel. La boda iba a ser por todo lo alto. Según ella misma relata, el lugar era "desconocido para los invitados", ya que se trataba de un espacio que llevaba "12 años sin estar habitado", en la localidad de Monforte de Lemos, lugar donde ella nació.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Pues al final sí que hubo boda! Gracias vecinos y amigos!

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"Yo normalmente hago 30 bodas al año y busco hacer cosas diferentes. Queríamos una boda distinta, que nos describiese tal cual somos", comenta la novia, que revela que para ese día tan especial había escogido el sitio con nueve meses de antelación. "El primer equipo de limpieza llegó hace cuatro meses y hace tres semanas volvió a entrar para darle ya la limpieza final a todo el espacio y empezar a montar todo", explica.

Hace tres semanas Alba comenzó a diseñar y a preparar todo lo necesario. Sin embargo, el pasado jueves, cuando estaba probándose el vestido, comenzó a darse cuenta que la cosa se estaba poniendo "fea" debido a la propagación del coronavirus. "En Monforte no había ningún caso. En los pueblos todo llega más tarde, por lo que yo seguí adelante con toda la preparación", afirma Alba, que detalla que la ceremonia iba a producirse en el Mercado de Abastos de la localidad mientras que el convite se celebraría en ese lugar secreto que ella misma había seleccionado y adornado.

"Alba, ¿quieres a Daniel como esposo?", gritó el vecino del piso de al lado. La novia lanzó el ramo y los aplausos comenzaron a sonar en el vecindario

ero en un momento dado tanto su entonces futuro marido como ella tomaron la decisión de "unificar" y de hacer todo en ese espacio singular del que preservan los datos. Todo ello a falta de dos días para la ceremonia y cuando gran parte de los 190 invitados se habían desplazado a Galicia para la gran gala. No obstante, de repente, todo se torció.

"El viernes por la mañana nos despertamos y supimos de tres casos (de coronavirus). Cada hora iba cambiando la información a peor. Decidimos no seguir", asegura Alba, que reconoce que fue una elección "súper dolorosa" pero asume que era lo "coherente" y lo "sensato".

Con los arreglos florales preparados, el cátering listo y los cubiertos en la mesa, la pareja decidió aplazar su boda, algo que sin duda tendrá consecuencias económicas, porque según ha explicado la novia "ya estaba todo pagado".

Alba se casó con su pareja vestida con una bata realizada por ella misma, que iba a utilizar para cambiarse el vestido en la ceremonia original

El coronavirus está afectando a todo este tipo de eventos pero Alba ha decidido predicar con el ejemplo y aplazar su boda soñada, lo mismo que recomienda hacer a sus clientes: "Siempre hablo de aplazamiento. Estamos reubicándolas en otras fechas, hablando con los proveedores para coordinar calendarios. Este año muchas bodas se celebrarán en invierno, porque no todas se pueden reubicar en verano", sostiene.

Para la suya no tenía una fecha definida. Así las cosas, la bombilla se encendió al despertarse, en la cuarentena, junto a su pareja, en la casa que ambos tienen en A Coruña. "Nos despertamos desbocados, tristes, como en una nube. No entendíamos nada. Nosotros, como nos íbamos de viaje, íbamos a tardar tres semanas en volver a A Coruña. Mi novio me dijo que nos casábamos por la ventana y punto, que no me preocupara. Pero la verdad que no teníamos ánimo ese día, el sábado fue muy duro durante toda la mañana", afirma Alba.

La vecina de arriba lo grabó con el móvil y el vecino de al lado ofició los votos

o que ellos no sabían era que sus amigos y familiares les estaban preparando una sorpresa muy especial, que funcionaría, como todo en estos días de cuarentena, a través de las redes sociales. "A las ocho de la tarde nuestros amigos nos metieron en un grupo que habían creado y nos empezaron a mandar fotos desde sus casas vestidos para nuestra boda. Fue súper bonito. En nuestras invitaciones de boda ponía '14 cosas que deberías saber', como el espacio, la fecha y demás, y ellos reprodujeron esa parte a su manera", afirma Alba.

Hasta 14 mensajes con frases como "Estamos con vosotros", "Os queremos" o "Esto se va a repetir" les dieron la suficiente energía y ánimo a la pareja para "seguir adelante" y acabar casándose de la única forma posible: a través de la ventana.

Creo que el coronavirus está ayudando a mejorar y a estrechar lazos entre comunidades y vecinos

La vecina de arriba lo grabó con el móvil y el vecino de al lado ofició los votos. Y, poco a poco, se empezó a sumar más gente de forma espontánea para felicitar a los "recién casados".

"Creo que el coronavirus está ayudando a mejorar y a estrechar lazos entre comunidades y vecinos", asegura Alba, que se casó con su pareja vestida con una bata realizada por ella misma, que iba a utilizar para cambiarse el vestido en la ceremonia original. "Eso es lo que tenía y con eso me casé" simbólicamente, explica la novia, que quiere quedarse con "lo positivo" y con todo el "cariño recibido", así como con el respeto que ha sentido por los proveedores de la boda, que la han arropado durante esta difícil situación.

"Alba, ¿quieres a Daniel como esposo?", gritó el vecino del piso de al lado. La novia lanzó el ramo y los aplausos comenzaron a sonar en el vecindario. No hubo arroz, pero poco le faltó. Ahora, en estos días de cuarentena tienen que agudizar el ingenio para pasar su luna de miel. 

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