La ruina amenaza al chantadés complejo de Fátima

La edificación fue construida hace 50 años como centro para discapacitados
photo_camera Parte del complejo de Fátima situado en el lugar de Centulle, en Chantada. MIGUEL PIÑEIRO

Está en un total estado de abandono, con la maleza comiéndose las paredes exteriores. Su interior es un lugar al que, da la impresión, acuden jóvenes a hacer botellón y a practicar como grafiteros. Así se encuentra un complejo situado a solo dos kilómetros del centro de Chantada, en el lugar de Centulle, parroquia de San Xurxo. Se trata de un edificio concebido a mediados del siglo XX para albergar una residencia que nunca llegó a funcionar y una iglesia santificada a la virgen de Fátima. Es un lugar que esconde unos de los episodios más curiosos de la historia local, algo que parece ha caído en el más absoluto olvido.

Ramón Rodríguez Porto, uno de los grandes conocedores del devenir chantadés durante el último siglo, explica que este fue un proyecto del párroco Emilio Francisco Eiyré Lamas, quien, con sus luces y sus sombras, se convirtió en una de las figuras religiosas más influyentes de la comarca.

Fallecido en el año 2002 con más de 90 años, fue el promotor del complejo de Fátima, que incluye un templo y una residencia para inválidos que nunca llegó a abrirse.

 Fue un proyecto que asumió con ayuda de los vecinos de Chantada el sacerdote Emilio Eyré

Gracias a los donativos de los vecinos y a las ayudas que llegaban desde el Gobierno Franquista, el sacerdote hizo una iglesia de grandes dimensiones con un estilo que, según describía el promotor, hacía referencia a los castillos irlandeses y a las construcciones asturicenses. Aún con la obra sin terminar comenzaron en el templo los oficios religiosos y cada 13 de mayo se celebraba el día de Fátima en las inmediaciones del santuario, un acto al que acudían cientos de escolares en peregrinación, según recogen las publicaciones de los años 70 y 80.

Pero el proyecto de Eyré no se quedó solo en el templo. Al lado, y con el amparo del Gobierno, puso en marcha un centro para discapacitados. La Asociación Nacional de Inválidos aprobó a principios de los 70 la construcción de una veintena de complejos de este tipo en toda España, uno de ellos el de Centulle. Poco antes de la muerte de Franco, el complejo chantadés estaba listo para abrir, pero el fallecimiento del dictador truncó su futuro. En los años siguientes el sacerdote no consiguió que las administraciones públicas o privadas quisiesen hacerse cargo del edificio y este quedó en el olvido.

Un rosario de iniciativas que no cuajaron
En el mes de julio de 2002 falleció Emilio Eyré Lamas y, como había pedido en vida, el funeral se celebró en el templo de Fátima y su cuerpo fue enterrado en el propio santuario. El sacerdote había dejado todo escrito, desde la esquela hasta el epitafio que reza en su lápida, recuerda Ramón Rodríguez Porto. Con la muerte del sacerdote comenzó el abandono total del proyecto de Fátima. Los vecinos mantuvieron el culto en la iglesia, pero el centro de inválidos no llegó a materializarse.
Intento
Antes de su muerte, Emilio Eyré donó todo el complejo al Padre Silva, promotor del proyecto Ciudad de los Muchachos de Ourense. La idea era reorientar el centro y buscarle un nuevo uso. En el año 2003 el Padre Silva se desplazó a Chantada para darle un uso e inició una colaboración con la Fundación San Rosendo de Ourense para reconvertir el centro en un geriátrico. Sin embargo, esa iniciativa tampoco salió adelante.

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