Fuentes de las bridadas forestales desplazadas hasta el lugar de los incendios señalaron que la situación fue especialmente crítica a las seis de la tarde del jueves. Entonces, el fuego estuvo tan cerca de las viviendas que se barajó la posibilidad de declarar el nivel dos de alerta, que obligaría a intervenir al Ejército.
Uno de los operarios que trabajó en la extinción de las llamas señaló que nunca había visto "algo igual na comarca". El incendio fue tan agresivo que las brigadas se vieron en la obligación "de estar case todo o día desaloxando xente, porque o lume dirixíase ata a vila".
El fuego se llevó por delante varias casas abandonadas y provocó destrozos en la rectoral de la parroquia de A Vide, cuya iglesia también se vio afectada por los efectos de las llamas. Tres nichos del cementerio se derritieron por el calor y la ceniza invadió la fachada del templo.
En la casa rectoral, la peor parte se la llevó el techo, que se derrumbó. Hicieron falta unos cinco mil litros de agua para apagar el fuego en este inmueble.
Por si fuera poco, el suministro eléctrico también se interrumpió. Los vecinos de los lugares afectados por el incendio se vieron obligados a utilizar un generador para obtener energía y conservar algunos productos de primera necesidad.
El suministro de electricidad se interrumpió y los vecinos se vieron obligados a utilizar un generador
"Ás dúas da mañá seguía sen haber luz. O lume foi moi perigoso, houbo unha ameaza moiseria para as casas", señaló uno de los afectados por el devastador incendio.
DATOS. Medio Rural informó este viernes por la tarde de que el fuego quedó controlado a las 13.48 horas, justo un día después de que se declarase en Seoane. Casi 500 hectáreas se habían ido al limbo al cierre de esta edición, cuando todavía no se había establecido ninguna hipótesis oficial acerca de las causas del fuego.
La consellería informó también de los medios empleados en las labores de extinción de las llamas. Tres técnicos, diez agentes, 49 brigadas, 24 motobombas, cinco palas, 13 helicópteros y siete aviones trabajaron en la zona para acabar con el virulento incendio.
A pesar de la agresividad de las llamas, nunca se superó el nivel uno, como destacaron este viernes el delegado de la Xunta en Lugo, José Manuel Balseiro, y el conselleiro de Economía, Francisco Conde.
