De Bulgaria a Monforte entre violines y pianos

Antoaneta y su hijo Yoan llegaron hace 18 años a la ciudad del Cabe y ahora disfrutan haciendo lo que más les gusta en la escuela Creativa
Antoaneta Evdosieva y su hijo, Yoan Grudikov, en las instalaciones de Creativa. L.A.R.
photo_camera Antoaneta Evdosieva y su hijo, Yoan Grudikov, en las instalaciones de Creativa. L.A.R.

La vida de Antoaneta Evdosieva y de su hijo Yoan Grudikov no se entiende sin música, pero tampoco sin Monforte. Llegaron a España desde su país de origen, Bulgaria, en 2004 y un año después se trasladaron a la ciudad del Cabe, sin siquiera conocer el idioma. "Me dedicaba a limpiar casas y un día conté que era pianista. Preparé a una persona para un examen del conservatorio y después ella misma me ayudó a vivir de mi talento", señala Antoaneta.

Ese impulso la llevó hasta la Coral Renfe de Monforte y también en el conservatorio municipal supieron de ella pronto. Poco a poco, pudo lograr su sueño: vivir de la música. Y es que como ella misma asegura, "la música puede con todo".

Desde hace ya tres años, Antoaneta imparte clases de piano, acordeón y canto en la escuela de artes Creativa, situada en el Campo de San Antonio de Monforte. Esto le permitió variar un poco de estilos. "Antes Yoan y yo estábamos centrados solo en la música clásica, pero ahora nos abrimos al pop, rock o jazz, que son estilos nuevos para mí y fue como entrar en otro mundo", explica.

Yoan toca de todo, pero el piano los une a ambos. En cuanto a estilos, antes solo música clásica, ahora también pop y rock

Y es que en la casa en la que residen Antoaneta y Yoan suena una amplia variedad musical "durante las 24 horas del día". Él siente devoción por el violinista Ara Malikian, mientras que ella se queda con el cuarteto de ópera Il Divo o con la cantautora británica Adele. Sin embargo, ambos reconocen que es difícil elegir solo un par de artistas entre su amplio y diferente gusto musical, por lo que también citan otros como Abba, Queen o Pink Floyd.

En cualquier caso, consideran que "cada estilo tiene su momento y la música te puede transportar a otra vida o época. La música es vida y te da la oportunidad de evadirte de los problemas y mirar hacia adelante".

Durante el tiempo que llevan en Monforte, unos 18 años, pudieron descubrir también la música tradicional gallega y Yoan se atreve con varias piezas conocidas, como puede ser la Muiñeira de Chantada. Este tipo de música les "emociona", pues en Bulgaria también se toca la gaita, aunque es diferente a la gallega.

Se interesan por la música tradicional y les sorprendieron las charangas que animan las fiestas y eventos

Desde su llegada a la comunidad otro aspecto que les llamó la atención son las charangas que animan las fiestas y eventos. Esto incluso llevó a Antoaneta, de 50 años, a interesarse por el saxofón. "Venía gente que quería aprender a tocarlo para participar en charangas y eso me motivó a ponerme con ello. Además, formamos una charanga en Bóveda", explica. En ese municipio es también directora de la coral polifónica.

A eso hay que sumar los conciertos que ofrecen tanto ella como Yoan, de 23 años, por las provincias de Lugo y Ourense, con la intención de, en un futuro no muy lejano, llegar a más puntos de Galicia. A él "no se le resiste ningún instrumento", cuenta su madre, e imparte clases de canto, piano y violín en Creativa. Lleva practicando desde antes de los seis años, cuando comenzó a acudir al conservatorio.

De este modo, buscan seguir el legado de una familia para la que la música lo fue todo. "Mi abuelo fue artista de opereta y mi tío, ahora jubilado, era solista en la Ópera de Sofía, la capital de Bulgaria", señala Antoaneta, que reconoce que la pasión por la música les va en la sangre.

Agradecimiento

Antoaneta está muy agradecida con Monforte, "porque crecimos gracias a esta ciudad y a su gente". Recuerda que cuando llegaron a España estuvieron unos meses en un pequeño pueblo de 100 habitantes en la provincia de Cuenca, por lo que trasladarse a la ciudad del Cabe les supuso un gran cambio. «¡Aquí había un movimiento como en la capital!», destaca.

En Monforte, prosigue, "encontramos amigos de verdad y nunca nos faltó de nada, pues también Cáritas y la Iglesia nos ayudaron mucho". Ahora, tanto ella como Yoan tratan de devolver ese cariño poniendo gran empeño en las clases de música, pues "preparar a alguien y ver que ayudaste a formar un talento es lo más bonito que hay".

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