Ya en Monforte: ¿y ahora qué?

Tres madres con sus tres hijos procedentes de Ucrania tratan de adaptarse a la Ribeira Sacra, donde los han acogido muy bien
Las familias llegadas de Ucrania disfrutan de una coiminda en Monforte. EP
photo_camera Las familias llegadas de Ucrania disfrutan de una comida en Monforte. EP

Vladislav, Viktoria (quien prefiere que la llamen Vika) y Diana ya están en Monforte con sus respectivas madres, Viktoria, Iryna y Alona. Paula Eiriz y un tío suyo, Manolo Eiriz (muy conocido por haber sido profesor en los Escolapios), les dan cobijo mientras ponen a punto el piso que pronto compartirán, que pertenece a otro particular, un amigo de Paula.

La solidaridad ha sido la gran aliada de estas tres familias ucranianas que han tenido que huir de la guerra en su país. Llegaron en un autobús de la empresa Autocares Sánchez a A Coruña, desde donde los trajeron a Monforte. Ahora, los refugiados deben empezar una carrera hacia la adaptación, que compaginarán con la preocupación y todos los sentimientos que implican el tener que dejar atrás sus hogares.

"Vamos a ir poco a poco, para que puedan sentirse cómodos y soltarse", explica Paula Eiriz, Y es que los ucranianos llegados a Monforte no hablan castellano ni inglés, así que la comunicación solo es posible a través de los traductores de internet o por señas.

"Gracias a los gestos supe que Alona dejó un hijo de 18 años y a un marido en Ucrania que ya ha pasado a formar parte del ejército. Nos los transmitió con las manos, haciendo como que empuñaba un arma", relata Paula Eiriz.

ASÍ ESTÁN. De las madres, Iryna es la que peor lo lleva. "Está mal. A veces no quiere venir a pasear y prefiere quedarse tumbada en el sofá y cuando estamos en casa se aparta hacia una esquina", subraya Paula, que no descarta tener que recurrir a profesionales para que ayuden a la mujer.

Este bajo estado anímico de la madre afecta a la hija. A sus once años, la pequeña Vika ya ha tenido que huir dos veces de su casa por culpa de una guerra. Primero en 2014, cuando su familia se trasladó de Lugansk a Kiev. La segunda ha venido este año tras la invasión rusa. Demasiado injusto para alguien que no tiene culpa de absolutamente nada.

«Son las más afectadas. La niña está nerviosa porque ve mal a su madre y por las noches llora», describe Paula, quien trata de hacerles la vida lo más llevadera posible. Los monfortinos que colaboran con la causa están conectados por un grupo de Telegram y les envían de todo, desde juguetes a ropa o muebles y electrodomésticos para su futuro piso.

PASAN LOS DÍAS. Los niños están sin clase. En unos días tocará escolarizarlos, lo cual conllevará unos trámites para, por ejemplo, conseguirles las tarjetas de identidad de extranjeros. Mientras, Paula Eiriz intenta estar con ellos todo lo que puede. Busca que se entretengan pintando o jugando y van mucho al parque, con la idea de que la socialización con otros niños facilite la adaptación.

"Los padres monfortinos responden. Llevan a sus hijos para concienciarlos sobre el problema", cuenta Paula Eiriz. Otra meta de estas reuniones infantiles en los parques es que los niños refugiados se familiaricen pronto con el idioma y las costumbres. Así podrán tenerlo más fácil cuando llegue el momento de ir al colegio.

Respecto al centro al que acudirán, aún es una incógnita, aunque puede que se esté empezando a despejar. "El otro día, dando un paseo por Monforte, les llamó la atención el Cardenal. No se creen que algo tan inmenso sea un colegio", señaló Paula.

Otro problema afecta a las madres. Paula Eiriz desconoce toda-vía cuáles eran sus profesiones en Ucrania y no ha sido posible aún plantearse de qué van a vivir en Monforte cuando llegue el momento de empezar a valerse por sí mismas.

Paula prefiere dejar estos días para que descansen y se asienten después de un largo viaje en autobús. También toca asimilar las circunstancias que las alejan de sus familias, que en gran parte continúan aún en Ucrania.

"Cuando estén más sueltas y tengan más confianza abordaremos el tema del trabajo. Por el momento prefiero no agobiarlas", concluye Paula Eiriz.

Lugo se vuelca con Ucrania
Ribadeo acogerá este viernes a las 20.00 horas una reunión en la Casa do Mar para la creación de una plataforma vecinal con la que organizar movilizaciones en apoyo al pueblo ucraniano.

Colegio lucense
El Colegio Plurilingüe Marista A Inmaculada finaliza hoy su plan de ayuda para los afectados por la guerra en Ucrania con la recogida de productos alimentarios y sanitarios. Se hará en el patio en las horas de entrada de la mañana.

Concierto en Vilalba
El concello de Vilalba organiza el domingo 27, a las 18.00 horas, un concierto solidario en el auditorio municipal a favor del pueblo ucraniano. La entrada cuesta cinco euros y se donará a Cruz Roja.

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