El Miño, un Jerte a pequeña escala

Entre los viñedos de Belesar, Pincelo o Líncora se cuela estos días el blanco de los cerezos en flor, que realza la belleza del entorno y da cuenta de una producción que va en aumento

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photo_camera Cerezos en flor en la zona de Belesar. TOÑO PARGA

Al noroeste de Extremadura, a pocos kilómetros de Plasencia, se encuentra el valle del Jerte, un territorio que engloba once municipios y que cuenta con un microclima ideal para el cultivo de la picota, la cereza con denominación de origen del Jerte. El paisaje se ha adaptado a la producción de esta fruta y más de un millón y medio de cerezos se distribuyen en terrazas potenciando la belleza del entorno. Es ahora, con la primavera recién iniciada, cuando el Jerte está en su punto más álgido porque el manto blanco de los cerezos en flor cubre todo el valle.

La Ribeira Sacra no es el Jerte, pero tiene similitudes. En este rincón que comparten las provincias de Lugo y Ourense ha sido la vid la que ha modelado el territorio y las cepas se distribuyen en bancales a lo largo de las riberas del Sil y del Miño para aprovechar todo el potencial del sol y de la tierra.

Pero los parecidos van un poco más allá y es en la ribera del Miño a su paso por localidades como Sanfiz, Belesar, Líncora o Pincelo, entre Chantada y O Saviñao, donde la Ribeira Sacra tiene su propio Jerte. Lejos están el millón y medio de cerezos extremeños, pero en esa pequeña área se concentra la mayor producción de cereza ecológica de Galicia y el blanco de los cerezos en flor salpica el paisaje de una ribera plagada de viñedo.

No hay un censo actualizado sobre el número árboles que pueden localizarse a orillas del Miño, pero en el año 2016, un colectivo del sector realizó un censo de cerezos en la zona de Chantada. Entonces se estimó que había unos 6.000, un dato que supone un 50 por ciento menos que en los años setenta.

La producción de cerezas tenía mucho arraigo en la zona, sufrió años de abandono y ahora está en proceso de recuperación. En la última década fueron varios los vecinos que apostaron por las nuevas plantaciones.

En el año 2015 se creó una asociación de productores locales en la que están una veintena de cosecheros. En el colectivo, denominado Asociación de Ribeiraos Produtores Agrícolas, calculan que en los últimos cuatro años se plantaron entre 500 y 600 ejemplares en las parroquias de la ribera de Chantada.

Hay dos plantaciones ecológicas (amparadas por el Consello Regulador de Agricultura Ecológica de Galicia) especialmente importantes. Una de ellas se localiza en Pincelo, con unos 200 árboles, y la otra está en Líncora, con 400 cerezos.

El cultivo de la vid y del cerezo son totalmente compatibles y es fácil localizar estos ejemplares entre los bancales de las viñas o marcando el límite con el terreno de los vecinos. En la Galicia de los marcos, por lo menos escoger el más bonito.

Si pasean o navegan por Belesar o Pincelo no se encontrarán el Jerte, pero el blanco de los cerezos en flor tiene cada vez más presencia y marca puntos de luz en un paisaje de belleza inigualable.

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