Lío entre el párroco de Santo Estevo y una familia por las llaves de la iglesia

Una vecina abría y cuidaba el templo de O Saviñao hasta que el nuevo sacerdote decidió prescindir de su trabajo. El entorno de ella le pide que recapacite y él dice necesitar gente de su confianza
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photo_camera Fachada de Santo Estevo de Ribas de Miño. AEP

Todo el mundo coincide al señalar la iglesia de Santo Estevo de Ribas de Miño (O Saviñao) como una de las joyas del románico de Ribeira Sacra. A uno de los templos más característicos de la comarca lo rodea ahora un conflicto importante entre el párroco y la familia de la vecina que durante casi 30 años se ocupó de guardar las llaves y de cuidar el monumento.

Hace año y medio llegó un nuevo sacerdote, Don Carlos, para ocuparse de esta y otras parroquias (un total de 26) de O Saviñao y Pantón, entre ellas la de Santo Estevo. Una de sus decisiones fue prescindir de los servicios de Carmen Álvarez Rodríguez, la mujer que custodiaba en su casa las llaves de la iglesia y se ponía a disposición de los turistas para abrirla y mostrarla, además de cuidarla para que su interior estuviese en buen estado.

José Luis Fernández es hijo de la vecina afectada. Lamenta sobre todo las formas del párroco y asegura que la decisión de este se debe, entre otras cuestiones, a que su madre le pidió en varias ocasiones "que cuidara mejor de este legado, que no se dejase la puerta abierta o que no viniesen visitas privadas porque él haya cedido su llave a una persona ajena a la parroquia".

Fernández destaca también que hace poco se produjo un robo en el interior del templo y fue su madre "quien atendió a las personas que vinieron a investigar lo que había ocurrido". El hijo de Carmen recuerda igualmente que la mujer mantuvo cierta actividad en torno a la iglesia, además de afirmar que en otras parroquias atendidas por el mismo sacerdote hay problemas de este tipo.

Desde la vecina San Martiño da Cova llegan más quejas. Marisa Rodríguez ejercía la misma función que Carmen en Santo Estevo. "Este novo cura chegou, ameazoume e díxome que quería as chaves, apoderouse da parroquia", asegura la mujer, que desde entonces no ha vuelto a pisar la iglesia a la que fue toda su vida. "Non toca a campá cando hai enterros, non avisou da misa de defuntos... Non é un sacerdote", concluye Marisa.

LA OTRA VERSIÓN. Este diario se puso en contacto con el sacerdote en cuestión, a quien consultó por estas quejas. El cura, de nacionalidad venezolana, indicó que desde el Obispado recibió el encargo de responsabilizarse de estas parroquias, por lo que reivindica que es él quien debe tener las llaves de los templos.

"Yo llegué hace año y medio y no tenía las llaves de muchas de las iglesias de las que debo ocuparme", afirma el párroco, que cree que todo el problema radica "en el pretexto de que soy extranjero". El sacerdote asevera que en sus parroquias debe trabajar gente que sea de su confianza.

Además, el párroco de Santo Estevo fue muy contundente a la hora de valorar el trabajo hecho por Carmen últimamente. "Esta mujer maltrataba a la gente que iba allí, recibí muchas quejas", indica el sacerdote, quien añade que una iglesia "no es privada, debe estar abierta a todos".

El obispado: "Tiene derecho a elegir sacristán" 
Fuentes consultadas del Obispado indicaron que todo este conflicto se resume en que el párroco de Santo Estevo simplemente quiere darles las llaves de las iglesias de su responsabilidad a otras personas. En otras palabras, seleccionar a sus propios sacristanes, algo a lo que, apuntan, "tiene derecho". 

Problema personal 
Otras voces creen que la polémica reside en un problema meramente personal entre el cura y la familia. Desde el Obispado recuerdan además que tienen convenios con guías turísticos y resaltan que son ellos quienes deben ocuparse de las visitas.

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