La fe se mueve hasta de rodillas

Ana Fernández no ha faltado a la romería de O Faro en 40 años, y en 20 subió arrodillada 
Ana Fernández y Elena Rodríguez, al final de la Costa da Virxe con la capilla de O Faro al fondo. MIGUEL PIÑEIRO
photo_camera Ana Fernández y Elena Rodríguez, al final de la Costa da Virxe con la capilla de O Faro al fondo. MIGUEL PIÑEIRO

Metros y metros de subida hasta llegar a una capilla y un vía crucis reciben cada año a los devotos que se acercan hasta una de las romerías por excelencia en la Ribeira Sacra, la de la Virxe do Faro. Su santuario es uno de los símbolos indiscutibles de Chantada, no solo desde un punto de vista religioso. En un lugar como Galicia, donde los lindes han provocado múltiples conflictos, la cima de la sierra en la que se levanta esta particular iglesia ha servido para separar las provincias de Lugo y Pontevedra, cuyo primer representante es el ayuntamiento de Rodeiro.

La subida a O Faro es también una potente muestra de la fe católica. Su celebración deja imágenes realmente curiosas en cada edición. La que más llama la atención es la de personas, muchas de ellas de avanzada edad, subiendo de rodillas por llamada Costa da Virxe.

Entre los 14 crucifijos —uno por cada episodio vivido por Jesucristo desde su prendimiento hasta su muerte y sepultura— ubicados a ambos lados de este sendero empinado ha subido 20 años Ana Fernández, a quien todos en Chantada conocen como Mariflor. Esta mujer, que cuenta 77 primaveras, no ha faltado a su cita con O Faro cada 8 de septiembre durante las últimas cuatro décadas.

"Eu non creo nas anécdotas nin tampouco nas lendas, a miña única fe é en Deus e na virxe. Non lle pido grandes cousas. Se algo aprendín na vida é que hai que aprender a conformarse", relata Mariflor, que tiene muy claro lo que va a solicitar en su tradicional subida a O Faro. "Quero saúde para coidar do meu home, que está enfermo. Iso é todo", asevera.

Ahora sube en taxi hasta la cuesta y luego llega hasta la capilla a pie. Durante muchos años, sus rodillas se arrastraron por el suelo de hierba que conduce hasta el templo. Como ella, muchos otros devotos. "É un sacrificio que se fai. A xente ofrece a alguén á virxe e a cambio sobe en xeonllos", explica Elena Rodríguez, que recuerda el año que se arrodilló para pedir que su hermano tuviese una buena experiencia en el servicio militar.

Elena Rodríguez recuerda cuando pidió a la virgen que ayudase a su hermano en la 'mili'

Ninguna de las dos mujeres, veteranas en esto de subir a la romería de la Virxe do Faro, vivió los orígenes de tan particular rito. "Nós non lembramos cando se comezou a subir. Fíxose sempre, toda a vida. E eu doulle grazas á virxe porque grazas a ela podo vivir agora como a facían ás persoas para as que traballaba cando era nena, que é algo que lle pedín no seu día", asevera Ana Fernández.

Lo de hacer la cuesta de rodillas forma parte de la ceremonia y todavía hoy en día se ve gente que la mantiene viva. De hecho, varios profesionales sanitarios afirman que el día siguiente a la romería de O Faro es habitual que lleguen al centro de salud muchas personas con rozaduras, heridas y dolores fruto de esta actividad religiosa.

De muchas formas. En Chantada, la romería de O Faro ha traspasado los límites de la fe católica. Es verdad que los devotos siguen siendo mayoría el 8 de septiembre, pero hay un buen número de vecinos que sube simplemente por arraigo a una tradición. Es el caso de los miembros del club de atletismo, que iniciaron una ruta a pie desde Chantada a las cinco de la madrugada en dirección a la capilla. Se llama Roteiro do Lobo y empieza en la Praza de Santa Ana, en pleno centro del casco urbano.

Las formas elegidas por la gente para llegar al santuario son muchas. La antigua costumbre dictaba que el rito comenzaba el día anterior, el 7, con las fiestas en honor a la Virxe da Saúde, en la parroquia de Líncora. Desde este emplazamiento, que no está precisamente cerca de O Faro, no eran pocos los que optaban por dirigirse a pie hacia la cima de la sierra para enlazar ambas romerías.

"Teño o recordo de subir ata O Faro desde Camporramiro ou desde a mesma Chantada. Teño visto xente indo a pé ou en bicicleta", subraya Elena Rodríguez.

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