Juan Luis Méndez: "La ginebra francesa me tocaba las narices e inventé la gallega"

El chantadino Juan Luis Méndez es la tercera generación de una familia dedicada al vino desde 1940. Innova constantemente. Ha creado el primer vermú gallego, un licor de pimientos de padrón, un vodka de patata y la ginebra Nordés, que compró Osborne
Juan Luis Méndez. AEP
photo_camera Juan Luis Méndez. AEP

ANTES DE abrir los ojos ya respiraba el olor a vino y con apenas cuatro años ayudaba a su abuelo Manolo a limpiar los barriles de la pequeña bodega que su familia regentaba en Chantada. Era 1976. Ahora, cuarenta años después, Juan Luis Méndez está al frente del grupo bodeguero Méndez-Rojo, el legado que comenzó en 1940 y que a día de hoy está presente en las cinco denominaciones de origen con las que cuenta Galicia.

Es la tercera generación de una familia dedicada al vino desde 1940. ¿Continúa esta herencia por tradición o porque el paso de los años le hizo ser un apasionado del vino?

Mi padre hizo que me enamorara de esto. Él lleva toda su vida en el mundo del vino. Lo hago por tradición y por pasión. Me considero bodeguero.

Pero... ¿Le gusta el vino?

Soy un amante del vino y un apasionado de lo que hago.

¿Tinto o blanco?

Disfruto un poco más el tinto. Pero soy un enamorado de cualquier vino. No me cierro a probar ninguno. Encuentro vinos espectaculares blancos, rosados, dulces, espumosos...

Un vino para regalar y no equivocarse. ¿Cuál recomienda?

De los nuestros cualquiera. Hay vinos espectaculares por seis euros. España elabora buenos vinos en cualquier rincón.

Hay quien no se atreve a probar vinos...

Hay que perderle el miedo. El sector del vino lo hemos alejado del consumidor. No hace falta saber de vinos para disfrutarlos. Hay que hacerlo más simple y más parecido al mundo de la cerveza. No hay que hacerlo tan complicado como si cada vez que tomaras un vino tuvieras que hacer una cata.

Dice que el propio sector del vino se aleja del consumidor. ¿Por qué?

Queremos lucirnos hablando una manera complicada. El consumidor al no entenderlo dice «voy a tomar otra cosa». El mundo del vino tiene que simplificarse.

Está al frente de una empresa familiar con 80 años de experiencia y representación internacional ¿considera que tiene un imperio?

No. Esto es solo empezar. Hemos pasado de ser una pequeña empresa a una pequeña-mediana empresa. Nos queda mucho. El mundo del vino solo tiene una crisis, que son los cien primeros años. Estamos a veinte de superarla.

Es inevitable hablar de un gran crecimiento empresarial ¿Cómo viven los fundadores el éxito de la empresa? ¿Se imaginaban que iban a llegar tan lejos?

Siempre pensaron en grande. Por necesidad y pasión nunca nos he amos puesto límites.

¿El secreto del triunfo donde está?

En mí no, sino en todo el equipo que hay detrás. La clave es tener gente implicada en lo que hace, que cree, que sueña, que tiene ilusión. Estamos construyendo para siguientes generaciones.

No hay mejor recompensa que ser reconocido por su trabajo. Este año, recibió el reconocimiento a la empresa que más contribuye a la promoción de la gastronomía gallega ¿Qué supone para usted?

Ha sido uno de los reconocimientos más bonitos. Somos apasionados de lo que se hace en Galicia y que nos hayan reconocido el trabajo es fruto del esfuerzo de muchos años. Es muy emotivo porque era lo que nosotros soñábamos: ser referente en Galicia. Es materializar lo que nos gustaría ser.

Hay que perder el miedo al vino. No hace falta entenderlo para poder disfrutarlo

Tiene vinos de todas las denominaciones gallegas pero, a nivel internacional, ¿cuál es el que mejor funciona?

Sigue siendo Rías Baixas. Albariño es la variedad blanca que tiene más prestigio a nivel nacional y más reconocimiento a nivel internacional. Es la que nos abre las puertas en muchos mercados.

Con las diferencias lógicas por la procedencia de cada variedad, ¿hay alguna característica común en todos sus vinos?

Hay dos bases claras: el amor a Galicia y que son vinos para disfrutar.

Pero además de vinos, crearon el primer vermú gallego Nordesia. ¿Cómo surge esta idea de ampliar el mercado?

Fue la unión de tres amigos. Nos tocaba las narices tener que tomar ginebra francesa. Con la efusividad de la amistad y una buena comida nos emocionamos y arrancamos una innovación para cambiar un poco. También desarrollamos un vodka de patata.

Vino, vermú y... ginebra Nordés, que después compró Osborne. ¿Quién es la cabeza pensante en esta constante innovación?

Somos tres amigos tremendamente compatibles, y Pepe Albela es quien es capaz de llevar a cabo nuestras ideas. Es un gran destilador que sabe conseguir los podructos que queremos.

De aquí a diez años, ¿donde ve su empresa?

En Chantada. Soy muy chantadino. Me veo con bodegas físicas en las cinco denominaciones gallegas y viajando entre las cinco; con más facturación, más marca, más producto pero la misma ilusión.

¿Qué proyectos tiene en mente?

Pronto vamos a lanzar desde Chantada un vino espumoso, elaborado por el mismo método que utilizan los proseccos italianos. También lanzaremos un vino blanco y un rosado a nivel nacional.

Y su próxima parada es...

Internacionalizarnos, que no es lo mismo que exportar. Es estar físicamente en el mercado internacional de forma estable. Vamos a empezar un proyecto con una empresa asturiana en China. Vamos a tener personas expatriadas en China para atajar aquel país más seriamente.

Comentarios