"El informe climático me partió el alma"

El suizo Guillermo Fernández, que desafió a su Gobierno con una huelga de hambre de 38 días, tiene orígenes en la Ribeira Sacra ► Su madre, Isolina Carballadas, emigró en los años 60 desde Canabal, en Sober, y en Suiza se casó con un asturiano que huía del franquismo
Guillermo Fernández, durante su huelga. EP
photo_camera Guillermo Fernández, durante su huelga. EP

La imagen de un hombre manifestándose frente a la sede del Gobierno suizo por el cambio climático ha dado la vuelta al mundo. Se trata de Guillermo Fernández, de 47 años e hijo de una emigrante gallega. Sus raíces están en la Ribeira Sacra.

La reivindicación de Guillermo no era menor. El 1 de noviembre empezó una huelga de hambre que duró 38 días con el fin de pedir medidas contundentes y serias contra el cambio climático.

"Ayer (por el jueves) me comí el mejor plátano del mundo", señala desde Suiza en un casi perfecto castellano y tras terminar su protesta el hijo de Isolina Carballadas, una mujer que en los años 60 del siglo pasado hizo las maletas en busca de un futuro mejor lejos de su lugar de residencia, la parroquia soberesa de Canabal.

Según relata Guillermo, su madre se fue a Suiza para trabajar como peluquera. Allí conoció a su marido, un asturiano, de Villaviciosa, que huía de la represión franquista. Se casaron y en la ciudad de Lausanne nació Guillermo, que con cuatro o cinco años visitó por primera y hasta ahora única vez la Ribeira Sacra.

"Mi tío vivía en Canabal. Me acuerdo de su granja, con gallinas, pollos y una sola vaca. No tenía electricidad ni agua, pero guardo muy buen recuerdo de aquella experiencia. Me lo pasé bomba", narra.

ABUELO CARTERO. La capital de Amandi reaccionó en cuanto se conocieron los orígenes del hombre que desafió al Gobierno suizo con su huelga de hambre. Sin embargo, nadie recordaba al misterioso Guillermo ni a su madre.

Cuestionado por este diario, el presidente de la asociación de vecinos de Canabal, Javier López, acabó por confirmar las raíces soberesas del manifestante suizo, al que había visto en los periódicos.

"Se o apelido é Carballadas, o seu avó era o carteiro de Canabal. Nin sequera era natural de aquí. Esa familia chegou a Sober dende a zona de Bóveda e logo as dúas fillas emigraron, unha a Suíza e a outra, se non me lembro mal, a América Latina", apunta López.

LA HUELGA. En la Plaza Federal de Berna se sentó sin comer absolutamente nada durante casi 40 días Guillermo Fernández Carballadas, hijo de Isolina y nieto del cartero de Canabal. "El 9 de agosto, cuando cumple años mi hija, leí el informe climático de la Onu y se me partió el alma en dos. Decidí pasar a la acción", cuenta.

Su objetivo era que el Gobierno de Suiza escuchase la alarma. Guillermo quiere, como padre, "proteger y garantizar un futuro mejor a mis hijos" y afirma que la Constitución del país helvético "obliga a cuidar de las generaciones futuras y tacha de técnicamente traidores a quienes no lo hacen".

Ningún alimento entró por su boca entre el 1 de noviembre y el pasado día 9. En ese tiempo, las vivencias fueron múltiples. "Empecé solo, pero al final vino mucha gente a ayudarme y a darme las gracias", relata Guillermo.

"Solo queremos que las cosas cambien, pero tienen que empezar a cambiar ya"

Pronto, a su alrededor se personaron cientos de periodistas para conocer su historia. Las muestras de apoyo se sucedieron. A los pies de Guillermo Fernández había en los últimos días de huelga de hambre flores, velas y mensajes de ánimo. Incluso un buen número de representantes políticos decidieron sumarse a la causa.

"Me sorprendió que fueron principalmente las mujeres parlamentarias quienes más se interesaron por mí y por mi iniciativa. Solo queremos que las cosas cambien, pero tienen que empezar a cambiar ya", asegura Guillermo, quien dio por finalizada su huelga con lo que él considera un avance. "El Parlamento hará una sesión especial con científicos para tratar el cambio climático y posibles soluciones. Gané", concluye.

A la Ribeira Sacra: "Me gustaría ir, pero no a vivir" 

Sobre un posible regreso a la casa de su familia materna, Guillermo Fernández tiene claro que le encantaría volver, pero también es contundente al afirmar que no se trasladaría a Canabal o a la Ribeira Sacra para fijar su residencia.

"Llevo muchos años en Suiza y nací aquí. Estoy muy asentado", precisa.

FAMILIA ACTUAL. Guillermo Fernández señala que en España le queda poca familia y que conserva más lazos con Asturias que con Galicia.

Ambas tierras le encantan. "Fui en dos ocasiones a España y en 1994 hice el Camino de Santiago, que me pareció precioso", detalla.

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