La hostelería de Monforte abre en el interior: "A ver se saímos deste pesadelo"

Los profesionales del sector dicen que fueron "demonizados" pese a que el origen de esos brotes estuvo en "botellóns e festas familiares"

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photo_camera Terrazas en la zona de A Compañía. L.A.R.

La hostelería monfortina pudo abrir el sábado sus espacios interiores 15 días después de que casi se cerrase a cal y canto la actividad en este sector debido a un gran brote de coronavirus asociado a las no fiestas patronales, a botellones y reuniones familiares sucedidas a mediados de agosto. Los hosteleros consultados coinciden en que han sido "demonizados", que son los únicos que han pagado unos platos que non han roto. Los profesionales consultados por este diario indicaron que esperan, "saír deste pesadelo canto antes".

Una de ellas es Marta Rajo. Regenta el café bar Agarimo, en Galerías Fontecha, en el centro de la ciudad del Cabe, no mordiéndose la lengua al decir que está cansada de tener que echar mano de los Erte para su única empleada y verse obligada a trabajar ella sola casi diez horas diarias para facturar lo preciso para afrontar los gastos mensuales de arrendamiento, luz y agua, entre otros.

Marta Rajo tiene una pequeña terraza, con cuatro mesas para cuatro personas y dos de dos; pero su compañero Fernando Díaz, al frente de la cafetería Prisma, junto al puente nuevo monfortino, no tiene la misma suerte.

No dispone de terraza porque el tamaño de la acera frente a su local no lo permite. Así, cuando la Xunta ordena el cierre del interior de los bares, él y su mujer se van para casa a esperar que la situación se estabilice y puedan volver a abrir para, comenta Fernando, "facer un peso e non ter que seguir poñendo cartos do noso peto, como fan moitos compañeiros de profesión".

Fernando Díaz no duda en apuntar un cierto agravio comparativo entre los que tienen la oportunidad de montar una terraza y los que no. "Habería que mirar as circunstancias e as medidas hixiénicas que podemos implementar, e non ordenar un peche sen pensar se somos capaces de estar medio mes sen traballar, como é o noso caso".

Todos, independientemente de las características de sus negocios, esperan salir "do pesadelo" que se prolonga desde hace un año y medio.

Roberto Eireos, propietario de la cafetería Awa, a pie del río Cabe junto al puente nuevo, cree que las medidas que se esperan poner en vigor en la hostelería el próximo día 15 servirá, "para dar seguridad a los hosteleros al tiempo que se mantiene bajo control el virus. De alguna manera había que frenarlo y los especialistas pensaron que, hasta ahora, la hostelería jugaba un papel esencial".

Roberto Eireos quiso dejar claro que comparte la preocupación de sus compañeros de profesión, de lo mal que lo están pasando muchos. Él dispone de una amplia terraza en el Awa, pero recuerda a todos que tiene una cafetería en la Rúa Duquesa de Alba llamada Pra que lleva "exactamente dos años y dos meses cerrada".

Todos ellos, incluso otros que non han deseado que se les pusiese nombre y apellido, coincidieron en señalar que se encuentran cansados de estar demonizados, de ser los culpables de todos. Dicen que las restricciones que padecen y los obligados protocolos sanitarios exigidos no se aplican ni en el hospital comarcal ni en grandes supermercados, a los que pueden acceder cientos y cientos de personas al mismo tiempo.

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