La localidad de A Pobra do Brollón acogió el sábado su séptima Feira Guímara. La particularidad de este festejo es que hace referencia a unos sucesos acontecidos en el medievo, cuando los vecinos del municipio se habían opuesto al pago de un diezmo al conde de Lemos, quien ante tal negativa mandó a sus soldados a reprimir la revuelta.
Según diferentes fuentes, la tarea no le resultó fácil al noble por la valentía de los habitantes. Tras ser doblegados no tuvieron más remedio que pagar los impuestos al señor feudal, pero tomando la decisión de hacerlo sin abrir las puertas de sus casas, entregando el diezmo por debajo de ellas.
De estos sucesos nacería el apelativo de guímaros para los vecinos de Brollón, que vendría a significar gente valiente y a la vez ruda. Fue un apelativo que no gustaba a la inmensidad de los residentes en este municipio, pero que actualmente es motivo de orgullo para la práctica totalidad del vecindario, que ayer, por ejemplo, no dudó en participar activamente en la recreación de aquella famosa revuelta contra uno de los condes de Lemos.
Fue un encuentro muy vistoso, con decenas de personas vestidas con ropas de época, la mayoría brolloneses que a lo largo del año se dedican a confeccionar los ropajes para lucirlos en la feria con el fin de que la recreación de la batalla resulte lo más completa posible.
A las 19.00 horas hubo una demostración de alfarería de Gundivós en la zona habilitada para mostrar otros productos artesanales. La fiesta se cerró con la actuación del dúo de Alba María y Queco Díaz, que ofrecieron un intenso concierto de romances medievales muy aplaudido por las ciento de personas que acudieron a disfrutar de la recreación guímara.