Una "guardería para adultos" en un lugar mágico

Un cineasta canadiense quiere abrir una residencia para artistas en una pequeña aldea de O Saviñao, que descubrió casi abandonada
El primer edificio ya finalizado del complejo. EP
photo_camera El primer edificio ya finalizado del complejo. EP

Sólo había una casa en condiciones pero no estaba habitada, la maleza amenazaba con invadirlo todo y el futuro de O Castro, una aldea de O Saviñao, parecía de todo menos esperanzador. Entonces, un buen día en 2019, apareció por allí un cineasta canadiense, Davoud Gerami.

Es el comienzo de una historia que, en realidad, había comenzado a miles de kilómetros de la Ribeira Sacra, en Japón. Allí es donde hace 10 años Gerami quiso poner en marcha inicialmente su proyecto, un lugar al que acudan artistas de todo el mundo. Él lo resume como "una guardería para adultos, donde se aprende y se potencia la creatividad jugando".

En el país nipón se interpusieron en su camino "motivos prácticos" y en su regreso a Canadá lo hicieron "los económicos".

Davoud Gerami y su pareja, Tatiana Alonso, frente al primer edificio terminado. EP
Davoud Gerami y su pareja, Tatiana Alonso, frente al primer edificio terminado. EP

Fue trabajando en España cuando un compañero gallego del mundo del cine le habló de un "paraíso" al noroeste de la península Ibérica. "Pasamos más de dos meses recorriendo cada rincón de Galicia y apareció esto", cuenta. Fue un flechazo, "un momento de amor a primera vista" que le cuesta describir. Un canadiense se acababa de enamorar de una aldea de O Saviñao "por la que casi no se podía ni caminar" por las zarzas.

Y, "como todo amor, fue complicado" en sus inicios. De entrada, Davoud se topó con el minifundismo característico de esta tierra. "En Canadá si quieres comprar hablas con el dueño y adquieres hectáreas y hectáreas. Aquí cada pequeño trozo tiene múltiples propietarios", dice. Comprarlo todo le llevó un año.

Los vecinos dejaron atrás el recelo inicial y se volcaron con el proyecto

Por si fuera poco, llegó la pandemia. "Tuve que regresar a Canadá, y mi pasaporte se había quedado en la Embajada española, donde estaban tramitándome una documentación".

Todo parecían problemas, pero sucedió "algo mágico". Vecinos de O Saviñao se volcaron con Davoud, dejando atrás la desconfianza inicial, y comenzaron a ayudarle. Durante la entrevista habla en inglés, pero en perfecto castellano afirma que lo primero que hizo fue comprar "una motosierra y una desbrozadora". Así comenzó la primera fase de esta ilusionante aventura.

Un edificio listo

O Castro Art Village, que así se llama el proyecto, va tomando forma poco a poco. El primer edificio ya está en funcionamiento. Se trata de un pajar rehabilitado como edificio de dos plantas. En la superior tiene una cristalera con unas vistas impresionantes sobre el río Miño.

Recientemente, lo estrenaron con una actividad de yoga y una ruta por la naturaleza. Y es que Davoud pretende apoyar este lugar para el arte "en disciplinas como la meditación, el yoga, las inmersiones en la naturaleza o lo que aprendí en Japón, como los ‘baños de bosque’".

La primera parte del proyecto se completó con la puesta a punto de un edificio donde celebran actividades

El objetivo no es convertir esta aldea en una ‘fábrica’ de artistas, sino posibilitar que las personas que visiten O Castro "conecten con su interior, pero también con el entorno y con gente nueva, y poder aprender unos de otros".

De hecho, una de las partes que Davoud considera más bonitas de su iniciativa es el "intercambio cultural" que se producirá. "Aprendí mucho viajando por trabajo; me di cuenta que al conectar con otras culturas es cuando más creces. Ahora estoy en un lugar que me gusta y espero que eso pase aquí y que lleguen nuevas ideas".

Aún queda mucho

El primer edificio es una realidad gracias a una importante inversión de Davoud, pero también a la ayuda imprescindible del GDR Ribeira Sacra-Courel, que colaboró con el proyecto a través de los fondos Leader. "Estoy muy agradecido con ellos, fueron fundamentales", indica. Pero para culminar el proyecto de O Castro Art Village queda mucho trabajo.

La segunda fase, ya en marcha, consistirá en la creación de un ‘glamping’, es decir, un camping con encanto. Constará de siete cúpulas geodésicas o domos, muy habituales en Norteamérica y "desmontables, porque quiero respetar la zona al máximo y no levantar nuevos edificios".

La idea es que los primeros visitantes puedan llegar en el verano de 2024, "pero dependemos de los presupuestos y cada vez está todo más caro". Más adelante, les gustaría rehabilitar viejas casas de la aldea, para lo que necesitarán ayudas.

Simulación de uno de los domos que servirán como alojamiento en O Castro. EP
Simulación de uno de los domos que servirán como alojamiento en O Castro. EP

Tanto Davoud como su pareja, Tatiana Alonso, residen ahora en Mos (en el área de Vigo), de donde ella es natural. Esperan poder trasladarse pronto a O Castro. Y no lo harán solos: hay una pequeña en camino. En un mes descubrirá el apasionante proyecto que sus padres se traen entre manos.

Más de 20 años de cine

Davoud es cineasta y artista visual con un máster en Medios Documentales por la Universidad Ryerson de Toronto (Canadá). Su experiencia en el medio cinematográfico abarca dos décadas y sus trabajos se centran "en los efectos secundarios de una sociedad clasista: conflicto de clases, abusos laborales y de los derechos humanos, y degradación medioambiental".

Descendiente de familia iraní —de hecho, su nombre es David en canadiense persa— realizó el largometraje documental ‘Iran: Voices of the Unheard’ (2009), que fue seleccionado en varios festivales de cine sobre derechos humanos a ambos lados del Atlántico. ‘Age of Iron’ (2021), su segunda película, fue rodada en su mayor parte con una GoPro y es un experimento sobre el uso de cámaras de objetivo único en el medio cinematográfico.

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