FUE EL PRIMER bajista de España en lograr el Licenciated in Music Teaching que otorga la prestigiosa organización británica Rock School. La escuela de Gonzalo Herrero en Monforte cuenta con la concesión para preparar a sus alumnos en este grado superior con reconocimiento universitario en el sistema de Bolonia.
¿Desde cuándo funciona la escuela?
Desde octubre de 2013, ahora mismo hace cuatro años y medio.
Han pasado alumnos de todas las edades, claro.
Sí. En cuatro años hemos formado a más de 300 personas. Muchas de ellas han repetido y han seguido año tras año. Tenemos una media de 90 alumnos por curso.
¿En todas las disciplinas?
Lo tenemos acotado principalmente a la oficialidad de Rock School. Pero también damos guitarra, bajo, batería, piano, teclados y voz. Complementamos con acordeón y una titulación propia del centro en producción musical electrónica (DJ). También damos asignaturas como artes escénicas, teatro musical, de la que se encarga Lorena do Val; teoría musical moderna, improvisación, jazz, estilos contemporáneos, arreglo y armonía.
¿Qué es la Rock School?
Es una organización británica que comenzó en 1992 haciendo tablas de exámenes en su país. Se integró en el sistema de Bolonia hasta ser una titulación oficial a nivel europeo. Hoy están en plena expansión internacional, presentes en 36 países con más de 1.100 escuelas.
¿Cómo preparan a los alumnos?
A final de curso nos mandan a un juez internacional para examinar a los candidatos. Suele ser gente con un currículum espectacular. El que vino el año pasado estuvo en Monforte y después se marchó a Malasia.
La primera Rock School en España abrió en Ponteareas
¿Usted lo tiene?
Fui el primer bajista de España en lograr este título.
¿Cuánto tiempo le ocupó?
El año que viene sumo 15 estudiando música. Sacarse el Rock School exige una formación durante al menos 14 años. En breve sacaré el Licenciated Music Performance, otro título superior de la Rock School.
¿Estudió en España?
La primera Rock School en España abrió en Ponteareas. Un músico de allí logró la concesión. Yo ya tenía cierta formación, estudié con bajistas famosos como David Cid, Quique Alvarado, Pepe Bao o Charlie Moreno. Conocerlos para mí fue un antes y un después. Cambié mi forma de tocar, me abrieron los ojos.
¿Autodidacta?
Durante algunos años. Fui alternando con profesores y por mi cuenta, desarrollando todo lo que fui aprendiendo con ellos.
¿Amplió sus estudios?
Empecé un máster de dos años en EE UU que acabo de terminar, el Contemporary Musician Certificate de Boston. Ahora estoy en el último tramo del Jazz Studies Certificate, también en Boston. Prácticamente no duermo. Es muy avanzado. El arreglo en la música jazz es lo más complejo que hay. Tengo que ir instrumento por instrumento, todo sobre el papel y sin escuchar nada para que cuando le des al "play" suene perfecto. Estoy cerca de conseguirlo.
Ahora somos siete profesores con un sistema muy metódico y contamos con una muy buena reputación en Londres
¿Cómo surge su pasión por la música?
En 2004 los Red Hot Chili Peppers dieron un concierto en Santiago. Me encantaba el grupo y fui con unos colegas que tenían una banda a la que le faltaba un bajista. Me propuse que algún día sería la mitad que aquel tío que tenía una pantalla gigante solo para su mano derecha. Soy una persona muy obsesiva y le dediqué 16 horas al día. Era mi válvula de escape. Si tenía algún problema, recurría al bajo y entraba en mi burbuja.
De ahí la creación de la escuela.
Estaba dando clases en otra. Aquello se acabó y decidí abrir esta. Estaba terminando los estudios en la Rock School y pedí la concesión. Gracias a mi buen nivel curricular y al proyecto que teníamos entre manos nos la concedieron. Ahora somos siete profesores con un sistema muy metódico y contamos con una muy buena reputación en Londres, no es la primera vez que nos ponen como referencia.
Y dentro de poco, el festival de Semana Santa.
Es el día 23 en el Campo de Golf. La próxima semana empezamos con los ensayos. Hacemos tres festivales al año (Navidad, Semana Santa y fin de curso) porque soy un convencido de que los alumnos tienen que tocar y experimentar las sensaciones del directo. Es nuestra manera de poner un grano de arena para que el nivel cultural de Monforte suba. Intentamos hacer ciudad, porque en el momento que alguien toca y se acerca la gente, eso ya es cultura.
