Francisco Carballo, más cerca de ser santo

Una nueva plaza lleva el nombre de este sacerdote del municipio, ejecutado en la Guerra Civil y que está a punto de ser beatificado
Francisco Carballo (derecha) y el alcalde (centro) descubren el monolito en honor al sacerdote. AL
photo_camera Francisco Carballo (derecha) y el alcalde (centro) descubren el monolito en honor al sacerdote. AL

Francisco Carballo García está más cerca de ser santo. Este sacerdote nacido en Taboada en 1905 y ejecutado en Madrid en 1936, recién estallada la Guerra Civil, cuenta desde este fin de semana con una plaza en su honor en San Martiño do Mato, la parroquia donde vino al mundo. Ahora está a un paso de ser beatificado por El Vaticano, según ha confirmado a El Progreso su propio sobrino, curiosamente de idéntico nombre, Francisco Carballo García.

"Xa se superaron todos os trámites necesarios para que unha persoa sexa beatificada e só queda o visto bo do Papa", explica el hombre, uno de los precursores del emotivo homenaje que su tío recibió en Taboada, en un acto al que se sumó el Ayuntamiento.

Carballo, vecino de Chantada y nacido también en Taboada, tuvo que comprar una casa próxima a la iglesia parroquial para arreglarla. Según relata, la administración local asumió luego la renovación de la plaza, donde ya había un cruceiro elaborado por un escultor de Lalín.

Al acto se sumaron numerosos vecinos, entre ellos la presidenta de la asociación de residentes. Tampoco se lo perdió el alcalde, Ramiro Moure, ni otros miembros de la corporación municipal.

La historia. Francisco Carballo García inició su trayectoria como sacerdote en Goi (Castroverde), donde ofició cuatro años. Así lo relata su orgulloso descendiente, quien detalla que las inquietudes de su tío pasaban por realizar estudios universitarios.

Por ese motivo terminó en Madrid. El estallido de la Guerra Civil le sorprendió en una localidad de la sierra llamada Pinilla del Valle. Según la documentación que guarda el actual Francisco Carballo, a por él fueron tres milicianos y una miliciana, que lo apresaron junto a tres compañeros, sacerdotes en las poblaciones vecinas de Rascafría, Oteruelo del Valle y Alameda del Valle.

"Eran milicianos, pero un republicano, igual ca un comunista, é alguén con principios. Por iso prefiro dicir que ao meu tío levárono tres desalmados e unha desalmada polo mero feito de ser cura", asegura Francisco, quien señaló que los tres ejecutados "mantiñan a esperanza de que os liberaran, porque non fixeran nada nin tiñan nada que temer".

El caso es que los mataron. Los tres cadáveres permanecieron en una cuneta de la sierra madrileña hasta que finalizada la guerra pudieron ser enterrados.

Muchas décadas más tarde, la familia de Francisco Carballo inició una larga carrera hacia la beatificación. En el proceso se ha incluido un homenaje, para que el sacerdote no caiga en el olvido tampoco entre los taboadeses. "A miña familia e eu non podemos estar máis contentos", concluyó el actual Francisco Carballo.

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