Monforte estuvo de fiesta religiosa del 11 al 14 de febrero de 1949. La causa fue la llegada al colegio escolapio de Nuestra Señora de la Antigua de las sagradas reliquias de San José de Calasanz, fundador de las Escuelas Pías. El paso de los restos del santo por tierras monfortinas se enmarcó en la gira que ese año hicieron por las diferentes casas de la orden en España.
Pío XII, en el breve apostólico ‘Providentissimus Deus’, dado con motivo del tercer centenario de la muerte de Calasanz, lo proclamó Celestial Patrono de las Escuelas Populares Cristianas y lo propuso como el gran modelo de los maestros católicos. "Su lengua y su corazón, milagrosamente incorruptos, recorrieron España en triunfo realmente apoteósico igual a los más grandes que la fe haya levantado al Maestro como al Santo", señalan crónicas de la época.
En noticia de El Progreso de febrero de 1949 se recogía que el relicario con el corazón y la lengua del patrono de las Escuelas Pías tendría como marco, durante esas cuatro jornadas, el conocido como 'pequeño Escorial gallego'. Autoridades eclesiásticas, civiles, militares y académicas, junto con alumnos y exalumnos del centro educativo participaron en las actividades programadas en el religioso acontecimiento.
Sobre las milagrosas reliquias hay que recordar que en 1648, cuando fallecía lentamente en Roma San José de Calasanz, en aquella misma celda que durante 36 años fue testigo mudo de sus virtudes, el médico Juan María Castellano, según la costumbre de la época, diseccionó el cadaver del Santo, con las formalidades del caso y extrajo las vísceras (corazón, hígado, etc.), y la lengua (como era uso frecuente con personas de virtud), guardándose todo ello en caja aparte y quedando sellado con cuatro sellos ‘a la española’, y cerrado con tres llaves. Sabemos esto por un acta notarial de 20 de julio de 1649, siendo sumo Pontífice Inocencio X.

Al beatificar Benedicto XIV al santo fundador, en 1748, hubieron de reconocerse oficialmente las reliquias. Por pérdida de las llaves fue necesario descerrajar la urna, encontrándose esta inscripción grabada en las paredes de otra urna interior: "Corazón del V.P. José de la Madre de Dios, Fundador, Propagador y General de las Escuelas Pías".
Había dentro, entre más cosas, una caja redonda atada y sellada con cuatro sellos. Abierta por el Promotor de la Fe, encontró en ella un corazón fresco y sonrosado, más bien grande. Un olor suave y agradable impresionó vivamente a los presentes, pudiéndose comprobar que procedía de la incorrupta reliquia con un siglo de antigüedad. Incorrupta también estaba aquella bendita lengua que tan bien sirviera a la gloria de Dios.
El notario de la congregación de religiosos, Cosme Bemardini, levantó la correspondiente acta de todo. El Promotor de la Fe, Monseñor Ludovico Valentín, ordenó que todo ello fuera examinado por tres de las más famosas autoridades médicas de entonces en Roma, y los tres, separadamente, se asombraron grandemente de la sorprendente incorrupción al cabo de cien años, y así lo manifestaron en sus declaraciones escritas, de acuerdo con el relato histórico sobre este hecho sobrenatural.
Cabe rememorar que, un mes antes, el colegio de los Escolapios de Monforte, que el próximo año cumple 150 de existencia, recibió la visita de Vicente Tomek, general de la orden religiosa allá por 1949, quien mostró especial interés por la gaita gallega, siendo agasajado con un pequeño recital.