El Entroido se inicia en la Ribeira Sacra con un Lambedoiro exultante

Los ancestrales personajes conocidos como volantes, mecos y peliqueiros llenaron  las calles de Chantada y Santiago de Arriba

Entroido Ribeirao de Chantada. TOÑO PARGA
photo_camera Entroido Ribeirao de Chantada. TOÑO PARGA

Los entendidos en etnografía y patrimonio inmaterial aseguran que ni la Guerra Civil ni los duros años posteriores, de miseria y represión, aplacaron los ánimos de los vecinos de la ribera del Miño y que, pese a la prohibición expresa que había para festejar el Carnaval, cada año, a escondidas e incluso de noche, volantes, mecos y peliqueiros salían a correr el Entroido, el conocido como Ribeirao, en parroquias chantadesas como Vilaúxe, Santiago de Arriba, Nogueira o A Sariña.

Momento da xornada do Entroido Ribeirao. TOÑO PARGAEste Domingo de Lambedoiro, volantes, mecos y peliqueiros salieron un año más a la calle para dar el pistoletazo de salida de las fiestas en honor a Don Carnal que tendrán lugar en la Ribeira Sacra. Lo hicieron a la mañana por la villa del Asma y por la tarde en el pueblo de Santiago de Arriba, contando en esta edición como invitados con personajes de otros carnavales típicos de Galicia, como es el caso de los fulións rurais de Viana do Bolo, de los peliqueiros y parrafóns de Campobecerros y de los integrantes de la asociación Xuntos polo Folión de Vilariño de Conso.

La expectación fue máxima. Cientos de personas se congregaron por la tarde en la localidad de Santiago de Arriba para ver a todos estos personajes e inmortalizarlos con sus cámaras fotográficas. Cada año son más lo que deciden desplazarse hasta Chantada para participar activamente en esta ancestral mascarada.

UNA TRADICIÓN VIVA. La asociación Amigos do Entroido Ribeirao lleva desde el año 2000 luchando por mantener viva esta forma de Carnaval, que se caracteriza por el baile de los volantes y el sonido de sus campanas. Su reto es que haya relevo generacional y todo apunta a que ya lo consiguieron, porque al lado de los adultos más curtidos este domingo salieron una veintena de pequeños volantes, desde niños de dos años a adolescentes, que son la garantía para que el Entroido Ribeirao se perpetúe.

Personaje típido del Entroido Ribeirao. TOÑO PARGAEsta representación del Entroido es el más colorido del sur de Lugo. La figura por excelencia es el volante. Viste traje amarillo y rojo y uno de sus elementos característicos es el cinturón de campanas que lleva en el torso y que hace sonar cada vez que se mueve. La tradición marca que han de ser 24. El traje se completa con varios pañuelos, uno sobre los hombros y otro en la cabeza, y una careta hecha a base de papel y una masa de harina y agua.

Algunos de los volantes, los más expertos, portan sobre sus cabezas la volanta o pucho, que destaca por su colorido. Está hecha a base de flores y cintas. Este ornamento puede llegar a pesar 15 kilos.

Los volantes no son nada sin los peliqueiros, ataviados con pieles de animales y que con correas dan golpes para abrir paso a la figura central. Hace años recogían vino y comida por las casas para celebrar la fiesta.

La relación entre volantes, peliqueiros y vecinos también está marcada por cierta espiritualidad y, por ejemplo, la tradición dice que mientras los peliqueiros pedían comida para el festejo en compensación llevaban a los volantes a las huertas en una especie de rito a los dioses para que el suelo comenzase a producir después del invierno, algo que se mantiene en la actualidad.

El Entroido Ribeirao se completa con los mecos, unas figuras estrafalarias que representan pequeñas piezas teatrales satíricas.

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