Seis empresas de la comarca retiran del río Miño una tonelada de residuos

El consorcio de la Ribeira Sacra aprovechó la gran reducción de caudal hecha por Naturgy en el embalse de Os Peares para limpiar de basura las zonas comprendidas entre Belesar y Pincelo
La limpieza se hizo por las laderas del río Miño. PLAYA FLUVIAL A COVA / TURISMO PANTÓN
photo_camera La limpieza se hizo por las laderas del río Miño. PLAYA FLUVIAL A COVA / TURISMO PANTÓN

Seis empresas de la comarca de la Ribeira Sacra participaron ayer en una iniciativa promovida por el consorcio para limpiar de basura el entorno del río Miño entre Belesar y Pincelo. En la primera y por el momento única jornada se retiró hasta una tonelada de residuos.

Responsables de Turismo Pantón, el restaurante Playa Fluvial de A Cova, Quinta Sacra, Máis que románico, Os Pendellos y Casa das Viñas fueron quienes recorrieron los alrededores del río recogiendo los desperdicios, algunos de ellos con aspecto de ser realmente antiguos, que encontraban a su paso.

Fuentes del consorcio indicaron a este periódico que no se descartan más acciones como esta en los próximos días, esperando que pueda sumarse más gente, aunque por ahora no están previstas. Y es que esta limpieza solo ha sido posible debido a las obras realizadas por Naturgy en el embalse de Os Peares, que han llevado a la empresa hidroeléctrica a realizar una drástica reducción del caudal del Miño.

Se trata, pues, de una situación temporal. La previsión es que dichas actuaciones finalicen este mes. A partir de entonces será posible comenzar a recuperar los niveles habituales de agua del río.

Hallazgos entre la basura

La tonelada de basura recogida permaneció sumergida hasta el reciente y drástico descenso del caudal, que ha descubierto todo tipo de material anegado con la construcción del embalse.

Entre los desperdicios encontrados y depositados en bolsas de plástico hay de absolutamente todo. Desde teléfonos móviles a gafas de buceo pasando por radios y antiguas y piezas de coches, zapatos o pilas. Incluso se encontraron restos de obras, piezas de cerámica, utensilios de cocinas y trozos de uralita.

Todo este material estaba sumergido en el río. Ni se sabe desde cuándo. Solo un hecho tan puntual como ha sido esta bajada de nivel del agua provocada por la actividad humana ha permitido su visualización y posterior recogida. "Y lo qué habrá que no hemos visto", comentaron algunos de los participantes en la jornada.

En realidad, la cantidad de desperdicios recogidos en el río y sus proximidades es mucho mayor que la tonelada acumulada ayer. Muchas empresas dedicadas a organizar rutas en barca por la zona, como las citadas Turismo Pantón o Quinta Sacra, han aprovechado estas semanas para hacer limpieza de objetos que nunca debieron acabar en el interior del Miño.

Este lunes no fue día de barcas. Los responsables de las seis empresas participantes se movieron caminando por las laderas, donde ahora mismo no hay agua.

Con toda seguridad, en las próximas fechas será posible dar con muchos más residuos y retirarlos. Y es que los vecinos de mayor edad de las poblaciones cercanas suelen contar que en tiempos era habitual deshacerse de todo tipo de herramientas y maquinaria (o incluso animales muertos) arrojándolos al fondo del río.

Casas e iglesias emergieron

La escasa agua que lleva el embalse de Os Peares permite estampas históricas, pues parte de lo anegado por el Miño tras construirse la presa ha quedado a la vista. Eso incluye el imponente muro de la antigua iglesia de Belesar, restos de viviendas y bodegas o embarcaciones. En la playa fluvial de A Cova no es posible bañarse y la isla de Maiorga es una península a la que es posible acceder a pie.

Las obras consisten en el mantenimiento del sello inferior de las compuertas del embalse. Hay tan poca agua que la navegación de grandes embarcaciones es imposible y la Diputación canceló la temporada de rutas en catamarán.

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