El embalse de Belesar se hace sexagenario

Abierta en 1963, en su día fue la mayor presa de España. Generó empleo al construirse, pero ahora apenas necesita diez trabajadores
Una mujer fotografía la presa aliviando agua. MIGUEL PIÑEIRO
photo_camera Una mujer fotografía la presa aliviando agua. MIGUEL PIÑEIRO

Seis décadas de existencia cumple este año el embalse de Belesar. Llegó a ser el mayor de España y uno de los más grandes de Europa cuando se inauguró, en un acto, el 10 de septiembre de 1963, al que asistió el dictador Franco y del que informó el famoso No-Do. El noticiero franquista, con el afán propagandístico que lo caracterizaba, ensalzó las virtudes del proyecto y la relevancia que se preveía para la economía de la comarca.

Y sí, la presa generó empleo durante años. En su propia construcción, que duró cinco años, trabajaron más de 3.000 personas de forma simultánea. Muchas residían en barracones instalados durante la obra y algunas se quedaron en la villa. Chantada superó entonces los 10.000 habitantes. Hoy tiene poco más de 8.000.

La del embalse de Belesar es una historia que combina luces con sombras. Al hablar de sus 60 años de funcionamiento se hace inevitable pensar en los pueblos y que quedaron sumergidos.

Todo un ayuntamiento como Portomarín tuvo que ser ubicado y construido en un punto diferente, convertido el viejo municipio en una especie de Atlántida bajo las aguas del río Miño. Su iglesia, de finales del siglo XII y declarada en 1931 monumento histórico-artístico, fue trasladada y reconstruida piedra a piedra hasta su emplazamiento de hoy en día.

Fueron cerca de 30 las poblaciones anegadas, cuyos habitantes tuvieron que dejar atrás sus hogares. Las indemnizaciones por parte del Estado fueron, en muchos casos, realmente bajas.

Datos

Una vez terminadas las obras, el personal empleado en el embalse pasó a rondar el centenar. Cuando Xosé Álvarez Bugallo llegó en 1990 para trabajar en el mantenimiento de la central "xa eramos sobre 40, e aínda así creo que era un plantel numeroso".

Todas las labores se fueron mecanizando y en la actualidad, Belesar está totalmente automatizado. Su gestión se lleva a cabo desde el centro de control integrado que la empresa explotadora, Naturgy, tiene en Velle (Ourense).

El personal habitual del embalse lo constituye una decena de personas y diversas empresas auxiliares realizan de forma adicional trabajos de mantenimiento, limpieza e inspección. Su presencia en la instalación no es continua.

Este tipo de infraestructura tuvieron y siguen teniendo oposición ahora, sobre todo, por el hecho de que ya no crean empleo en la zona  y los beneficios que generan no revierten en el territorio que contribuyeron a modificar.

Belesar abarca siete ayuntamientos —además de los citados de Chantada y Portomarín toca O Saviñao, Taboada, Paradela, O Páramo y Guntín— y puede acumular hasta 654 hectómetros cúbicos de agua. Su bóveda es de doble curvatura, sus medidas llegan a los 129 metros de altura y los 500 de longitud en coronación y dispone de un volumen de 735.000 metros cúbicos de hormigón.

Salida de agua por unos aliviaderos tras las últimas lluvias. MIGUEL PIÑEIRO
Salida de agua por unos aliviaderos tras las últimas lluvias. MIGUEL PIÑEIRO

Estas dimensiones impresionan a quien conoce el embalse, como también el espectáculo al abrir los aliviaderos en tiempos de lluvia abundante, cuando el agua embalsada se sitúa cerca del límite. Así ha ocurrido este mes.
Los aliviaderos, laterales, son dos y cuando dejan paso al agua es como si el río Miño esquiase y saltase por ellos.

Liberan hasta 4.000 metros cúbicos de agua por segundo. La central es subterránea y está totalmente excavada en roca. Alberga tres turbinas de 300 megavatios de potencia con una producción anual del orden de 737 millones de kilovatios por hora, según los datos facilitados por Naturgy.

Modernización

Hace diez años se puso en marcha la central hidráulica Belesar II con el fin de una mayor sostenibilidad desde el punto de vista medioambiental. Fuentes de Naturgy destacan que se ha incrementado la eficiencia "al consumir menos agua para producir la misma energía y al haberse eliminado la necesidad de utilización de engrases".

Las obras de esta minicentral empezaron en febrero de 2011 y finalizaron en octubre de 2013. Allí se instalaron dos nuevas turbinas tipo Francis de eje vertical, con capacidad de 10 metros cúbicos por segundo para un salto de 120 metros de altura, que consigue una potencia de generación de 10,4 megavatios en cada uno de los grupos.

Proceso

En la propia planta de Belesar existe un transformador de energía de 25 megavoltioamperios que eleva la tensión hasta los 132.000 voltios.

La energía se conecta con la red de distribución a través de una subestación situada en la superficie y que se encuentra a unos 130 metros de altura.

Los 'asolagados'

En 2013, el cineasta chantadés David Vázquez estrenó ‘Asolagados’, un documental que da voz y pone rostro a personas que perdieron su hogar a causa de la construcción del embalse.

"Eran poboacións moi unidas entre elas e vivían felices, non eran conscientes do atropelo que sufriran e aínda tiñan certo medo a falar", recuerda el director, quien define esos lugares como "ricos polo microclima e a diversidade do río".

Autor del libro ‘Belesar, orgullo de España’ y guionista de ‘Asolagados’, el periodista Afonso Eiré es rotundo al afirmar que con la presa "comezou o declive de Chantada".

Eiré añade que la obra "fíxose no medio dunha gran oposición popular, ao contrario do que se cre" y apunta que muchos "estudaron grazas a ela, pero iso non supuxo nada para Chantada, porque o salto tamén levou á xente á emigración".

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