Un chantadés se enfrenta a 13 años de cárcel por bestialismo y pedofilia

Fue detenido en su casa de Mariz hace un año, donde se le encontraron vídeos de maltrato animal relacionados con la zoofilia, pero también archivos de pedofilia y necrofilia guardados en un ordenador y en un disco extremo

Un agente revisa un ordenador confiscado en el marco de la operación YOT. AEP
photo_camera Un agente revisa un ordenador confiscado en el marco de la operación YOT. AEP

CHANTADA. Un vecino de Chantada cuyo nombre se corresponde con las iniciales J.A.N.R., de 35 años de edad y natural de la parroquia de Mariz, detenido hace un año por varios delitos relacionados con la pornografía infantil y el bestialismo, se enfrenta a una pena de 13 años y medio de cárcel, diez de libertad vigilada e inhabilitación para el ejercicio de cualquier profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para su tenencia durante cuatro años.

Esta es la pena que solicita el fiscal de la Audiencia Provincial de Lugo, donde el chantadés será juzgado el próximo día 22.

Las acusaciones son muy graves, pues se habla de producir y distribuir vídeos donde se podían ver de forma explícita malos tratos extremos a animales con fines sexuales.

El escrito del fiscal señala que el día 2 de diciembre de 2015, en su domicilio, el acusado, "con ánimo menoscabar la salud de varias crías de gato de muy corta edad que eran de su propiedad llevó a cabo un maltrato de extrema brutalidad sobre las mismas, golpeándolas, aplastándolas o destripándolas, haciéndolo con gran ensañamiento y causándoles la muerte.

Además, el procesado procedió a continuación a masturbarse delante de los restos de los animales, grabando todos estos hechos para distribuir los vídeos posteriormente entre otros usuarios de internet".

Estaba integrado en una red en la que participaban 257 personas de diversas nacionalidades, muchas de ellas no identificadas

Se ha constatado que el procesado, el día 25 de marzo de 2016, llevó a cabo de nuevo una acción similar a la anterior, pero, también, en un momento anterior al día 3 de mayo de 2017, utilizó unos conejos en las mismas circunstancias y con el mismo fin de luego distribuir un vídeo por internet.

PORNOGRAFÍA. Otro delito del que está acusado es de pornografía infantil, pues consta que el 13 de febrero de 2016 entre 00.29 horas y las 00.41 horas el procesado, a través de la red social Whatsapp, difundió un total de 45 vídeos en el grupo denominado "MB", dedicado principalmente a la difusión de archivos de contenido pedófilo e integrado en dicho momento por un total de 257 individuos de diversas nacionalidades, pero muchas de las identidades no han podido determinarse.

En todos los vídeos difundidos por el chantadés se podía observar a un gran número de menores de identidad desconocida llevando a cabo actos de naturaleza sexual explícita con adultos cuya identidad no pudo averiguarse.

DETENCIÓN. El hombre fue detenido en mayo del pasado año en su domicilio de Chantada en el marco de la Operación YOT, desarrollada en varios puntos de la geografía española y en otros países tras investigarse una red de pedofilia y bestialismo de la que se encargaba un juzgado de Suecia.

En el registro llevado a cabo en su domicilio se encontró un ordenador portátil en el que se hallaban, además de numerosos vídeos de maltrato animal extremo, una multitud de vídeos de pornografía infantil de diversa índole.

También fue hallado un disco duro extraíble que contenía multitud de vídeos de maltrato animal de extrema brutalidad, zoofilia, gore, necrofilia, violaciones, asesinatos y mutilaciones, pero también numerosísimos vídeos de pornografía infantil.

La investigación llevada a cabo gracias a la operación YOT propición la detención de cinco hombres (entre ellos el vecino de Chantada), todos españoles y de edades comprendidas entre los 28 y 71 años, por intercambiar videos de alto contenido sexual de menores de entre 2 y 14 años, además de escenas de bestialismo.

El caso se destapó tras tener conocimiento la Guardia Civil de Tavernes (Valencia) de la existencia de un grupo de usuarios de una aplicación de telefonía móvil a través de la que intercambiaban videos de contenido sexual de este tipo, lo que dio pie llevar a cabo un exhaustivo rastreo de todos los que participaban en ese grupo.