El Castañazo Rock desafió a la lluvia y llevó 10.000 personas a Chantada

Pese a que se cumplieron las malas previsiones meteorológicas, el festival volvió a batir su récord de asistencia y abarrotó el municipio ► Los de SFDK y S.A. fueron dos de los conciertos más aplaudidos en una doble jornada con cantos de taberna y actuaciones para los niños

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photo_camera Público del Castañazo. M.P/ S.N

El viernes a mediodía ya podían anticiparse dos diluvios en Chantada. Uno de ellos se había predicho los días anteriores. Era de agua. El otro, de gente. El segundo fue más sorprendente, pues la propia organización del festival Castañazo Rock señaló que no esperaba semejante afluencia de público a la edición de este año.

Según los datos facilitados por la asociación que promueve el evento, fueron unas 10.000 las personas que acudieron a Chantada este fin de semana, 5.000 por cada uno de los dos días de actividades y conciertos. De nuevo, el Castañazo batió récord de asistencia, algo que ha conseguido varias veces en los últimos años.

Las cifras dejaron varios datos curiosos, como apuntó el director del festival, Ibán Gómez. La venta de entradas en taquilla, es decir, durante la celebración del Castañazo, superó con diferencia las de otras ocasiones. Esto significa que muchos se animaron a última hora. Llamativo si se tiene en cuenta el pésimo tiempo que se pronosticaba.

Y sí, las condiciones atmosféricas fueron malas. Hubo lluvia, intensa por momentos, y viento, especialmente la noche del sábado. Sin embargo, las ganas de fiesta no se aguaron. A media tarde del viernes, los cuatro pabellones habilitados para dormir estaban llenos de tiendas de campaña.

Los platos fuertes arrancaron con Skacha y Koma, encargados de estrenar un Castañazo 2019 que vivió su primera gran actuación con los sevillanos SFDK. El rap está de moda y se demostró desde el inicio hasta el final de su concierto. Un público muy joven entregado a las letras y el ritmo del grupo andaluz subió la temperatura en el mercado ganadero de Chantada, el recinto donde, en los pocos instantes sin música, se escuchaban las agresivas gotas de lluvia aporrear la cubierta.

PROGRAMA VARIADO. Huntza, formación vasca que mezcla folk y rock, sorprendió a muchos con un sonido que invitaba al baile y los gallegos Dios Ke Te Crew y Ezetaerre completaron un primer día en el que el rap tuvo una gran presencia. Era solo el episodio inaugural, pero no defraudó.

El sábado, Chantada se empapó de Castañazo ya desde la mañana. Capuchas, chubasqueros y botas sirvieron a los festivaleros para protegerse del agua y desplazarse hasta supermercados, cafeterías y bares, abarrotados durante todo el fin de semana.

Mientras ellos recobraban fuerzas para continuar la fiesta, los más pequeños disfrutaban de su momento. El Castañazo Infantil regaló a los niños los conciertos de Peter Punk Pallaso y Treboada. Al mismo tiempo, las tiendas de campaña comenzaban a abrirse en los pabellones y no fueron pocos los que se animaron a asistir a la otra gran actividad que caracteriza el festival.

Cuando los cantos de taberna carburan, caminar por el centro de Chantada sin tener que esquivar gente es prácticamente imposible. A los bares de la Praza de Santa, las calles Leonardo Rodríguez y Xoán XXIII o la avenida de Monforte los invadió la música y, con la tarde avanzada, quien se asomara a la ventana de una casa solo tenía la opción de ver multitud hacia un lado y otro.

PARA VETERANOS. Tras los cantos de taberna, Mekanika Rolling Band sirvieron como transición hacia el segundo tomo de conciertos. El primer directo del sábado fue para un grupo histórico, que causa auténtico furor entre los más veteranos. Soziedad Alkoholika, o simplemente S.A., es garantía de éxito.

Al inconfundible y duro hardcore de la banda vasca le siguió el sonido de los valencianos Auxili, concierto justo anterior a otra de las actuaciones más esperadas. Nao, uno de los grupos gallegos con más tirón, dejarán los escenarios en breve y en Chantada se subieron a uno por penúltima vez.

Este concierto con sabor a despedida precedió al potente rap metal de otros sevillanos, Narco, y a los toledanos Balkan Bomba, que pusieron el punto y final. Para entonces, casi todos se habían olvidado ya del diluvio y aplaudían la organización de un festival que se consolida en una época en la que, normalmente, la gente aprovecha los fines de semana para acurrucarse en el sofá de su casa.

Por supuesto, no faltó el compromiso social. Los vasos eran reciclables, por respeto al medio ambiente, y había punto lila para combatir la violencia machista.

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