Blanca Rodríguez: "Pasamos moito medo, había moito fume, non se vía nada e tivemos que marchar da nosa casa"

Los vecinos desalojados por el incendio de O Courel agradecen la atención recibida en los albergues y pabellones, pero están preocupados por sus casas y sus animales
Blanca Rodríguez y Hortensia  Vázquez, evacuadas por el incendio de O Courel, sonríen pero insisten en que la procesión va por dentro. CJG
photo_camera Blanca Rodríguez y Hortensia Vázquez, evacuadas por el incendio de O Courel, sonríen pero insisten en que la procesión va por dentro. CJG

Parecían tranquilos, charlaban y hasta sonreían porque el nerviosismo, reconocen, "vai por dentro”. Más de 40 vecinos de Froxán (O Courel) y Xestoso y Penas Rubias (Quiroga) fueron desalojados entre la tarde y la noche de ayer por los incendios forestales que castigan con dureza el geoparque Montañas do Courel.

Muchos se instalaron en viviendas de familiares y otros durmieron en el albergue municipal de Quiroga. Esta mañana intentaban reponer fuerzas en las instalaciones del centro social, donde les sirvieron el desayuno y un almuerzo a media mañana.

María Blanca Rodríguez es de Xestoso. Las llamas aún no habían llegado a este núcleo, cuenta, cuando les mandaron desalojar. “Pasamos moito medo, máis que polo lume, polo fume, porque non se vía nada”, relata. 

Estaba tranquila y dice que pasó la noche “moi ben, porque nos están tratando estupendamente aquí”. A pesar de todo, no ocultaba sus ganas de regresar cuanto antes, al igual que su vecina Hortensia Vázquez, quien asegura que “nunca tivera que deixar a miña casa nunha situación así”.

.En O Courel se desalojaron unos 15 núcleos, entre ellos Froxán. “Ayer parecía que la situación estaba algo controlada, pero volvió a solpar y daban escalofríos solo con ver el fuego tan cerca”, asegura Paco, que estaba en el centro social junto a su mujer, Alejandrina.

“Estuvimos intentando frenar las llamas como podíamos, porque yo no quería desalojar, pero no me quedó otra. Nos llevaron hasta Xestoso y luego ya tuvimos que desplazarnos hasta Quiroga. No pude dormir nada, eso hay que verlo, es increíble”, explica.

Paco confía en que la situación mejore cuanto antes. “Por lo que me cuentan, está algo controlado, pero aún hay peligro”, señala el hombre, que también está preocupado por el ganado que tuvieron que dejar allí: “tenemos de todo, ovejas, cabras, cerdos, conejos, una burra…”.

Una decena de vecinos de Froxán, Xestoso y Penas Rubias seguían esta mañana en el centro social de Quiroga esperando impacientes la llamada que les permitiese regresar a sus casas.

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