Una apuesta clara por lo diferente y singular

Adega Sernande vinificó por primera vez en 2018 y ahora elabora siete referencias que se venden en su mayoría en el extranjero
Las botellas de Adega Sernande. EP
photo_camera Las botellas de Adega Sernande. EP

En Pantón hay una bodega que apuesta por trabajar de forma diferente, buscando elaborar caldos singulares. Se llama Adega Sernande y se considera una recién llegada, pues su primera añada vio la luz en 2018. Sin embargo, sus vinos ya han cruzado el charco y seducen a estadounidenses y también a ingleses o suecos. Las valoraciones que les llegan no pueden ser mejores.

Esta joven bodega está dirigida por María José Aira Pumar y Antonio López. Ella es de Rozabales (Monforte) y él de A Pobra do Bollón. Y aunque viven en la zona de Vigo, donde tienen trabajos totalmente alejados del mundo del vino, este sector siempre lo tuvieron muy cerca.

"Meu pai tivo unha adega dentro da denominación de orixe Ribeira Sacra e, co tempo, a nós tirounos o amor pola terra", señala María José, que explica que en Sernande, en la parroquia pantonesa de San Fiz de Cangas, encontraron el edificio perfecto para poner en marcha el proyecto.

En esta travesía no están solos, sino que les acompaña el viñador y locutor de radio Orly (Orlando) Lumbreras, que elabora atrevidas propuestas en la Sierra de Gredos, en Ávila, con la garnacha como base. "Temos amizade con el a raíz do mundo da viña. El quería elaborar en Ribeira Sacra e probar a mencía, así que traballamos xuntos; é parte da ‘alma’ da adega", comenta Aira.

Elaboran 10.000 botellas de media por cosecha. Sus marcas tienen etiquetas y nombres llamativos, como ‘KB’ o ‘So What!!!’

Siguiendo el estilo de Lumbreras, cuyos vinos se caracterizan, entre otros aspectos, por nombres llamativos y etiquetas vistosas, Adega Sernande tiró de originalidad para sus botellas. Su principal vino es el tinto Chanzos, antes Vertixe, elaborado en un 80% con la variedad mencía y el resto de sousón y con unos ocho meses. de media, en barrica de roble.

Después confían "no traballo do viño en botella", así que salen al mercado un mínimo de 12 meses después de cada vendimia.

María José destaca que es un vino que "reflicte moi ben o terruño do que procede, a ribeira do Val do Frade, en Vilachá de Salvadur, e súa mineralidade, aínda mantendo a variedade e sen que a madeira solape os seus matices". Además, esta bodega elabora "de xeito artesanal" y busca hacer "viños orgánicos, intervindo o menos posible".

Un catálogo amplio

Producen unas 2.000 botellas de este tinto Chanzos con etiqueta naranja, lo que, sumado al resto de referencias de la bodega, sitúa la producción de Adega Sernande en unas 10.000 botellas por cosecha.

Una cantidad que consideran que se corresponde con la idea de proyecto que diseñaron en su día María José y Antonio, por lo que su objetivo es "mantelo e seguir traballando da man dos nosos viticultores", pues compran uvas de dos parcelas en Vilachá, una en Amandi y otra en A Teixeira.

So What!!!’ es el nombre de un monovarietal de palomino —algo posible al elaborar al margen de la denominación de orgen, que no autoriza esta variedad— y de un tinto con mencía y garnacha. ‘Leyron’ es un mencía de uvas de la subzona de Amandi. ‘Mil Vueltas’ son dos referencias de tintos, una de una parcela de Ferreira y otra de la finca Pozo do Oso.

Por último, ‘KB’ es un godello elaborado con maceración en hielo y cuyo resultado es un sorprendente color naranja, tras una crianza de entre ocho y diez meses en tinaja de barro.

Antonio López, uno de los responsables de Adega Sernande. EP
Antonio López, uno de los responsables de Adega Sernande. EP

"Apostamos por elaboracións persoais, distintas do que se facía na adega dos meus pais", señala María José, que explica que el 70% de la producción se envía al extranjero. La mayoría, destaca, viaja a Estados Unidos, y el resto a Suecia o Inglaterra, mientras intentan entrar al mercado belga.

Ahora están también comercializando sus vinos en Galicia y Madrid, sin descuidar el exterior. De Estados Unidos, por ejemplo, aseguran que el ‘feedback’ que les llega no puede ser mejor. "Comezamos a ter un público fiel e a importadora xa nos dixo que nos sorprendería saber en que restaurantes se venden os nosos viños", concluye Aira, que apuesta por seguir mirando al futuro con ideas renovadas y muchas ganas.

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