Ana Camba, trece horas de ayuda desde Brollón contra el peor incendio de Galicia

Una de las encargadas de la gasolinera de Repsol en el municipio dio servicio durante toda la madrugada al equipo de extinción habilitado
Ana Camba. EP
photo_camera Ana Camba. EP

Fueron trece horas recargando de agua las motobombas, sirviendo cafés a los operarios o echando gasóleo a los vehículos del dispositivo. Ana Camba se convirtió en una de las figuras trascendentales de la lucha contra el incendio que se cobró más de 1.700 hectáreas de terreno y amenazó viviendas en Ribas de Sil, Quiroga y A Pobra do Brollón.

Ella es una de las encargadas en este último municipio de la gasolinera de Repsol, cuya ubicación en plena N-120 permitía ver con detalle cómo el fuego reducía a cenizas todo a su paso. En este punto, al contrario que en otros más próximos a Quiroga o Ribas de Sil, había cobertura, por lo que el equipo de extinción decidió que fuese su referencia para repostar, adquirir agua o, simplemente, reponer fuerzas. Y allí apareció siempre dispuesta Ana Camba, entre las 22.30 horas del lunes y las 11.30 del martes.

"Somos tres personas que trabajamos por turnos. Una descansa, otra viene por la mañana y la que queda, por la tarde. Yo ese día había hecho el turno de mañana, por lo que tras descansar por la tarde decidí ir a ayudar", destaca Ana. Habitualmente, esta estación de servicio cierra a las 23.00 horas, pero el fuego obligó a tenerla disponible toda la noche, hasta el día siguiente, sin parar.

"No pasé miedo, pero sí pensábamos que como el viento cambiase de dirección..."

Cuenta Ana Camba que desde las 6.00 horas tuvo el fundamental apoyo de su compañera Berta Valcarce. "Me dijo que no podía dormir y se vino", indica. Además, otro compañero, José Luis Castro, estuvo con ella en el lugar hasta las 4.00 horas echándole una mano. Entre los tres consiguieron que el servicio más largo de la gasolinera de Brollón cumpliese con muy buena nota.

LA EXPERIENCIA. "No pasé miedo porque venía todo el mundo por aquí cada cierto tiempo, pero sí pensábamos que como el viento cambiase de dirección...", asegura Ana sobre la proximidad de las llamas. "La gente que venía a la estación de servicio fue la que realmente dio la vida por apagar el incendio, yo solo ayudé", añade.

Hubo momentos intensos, pero la encargada de la gasolinera intentó no perder los nervios a pesar de todo. "Lo llevé bien, aunque me preocupaba mucho cuando venían a recargar, les preguntaba y me contestaban: "está difícil", relata.

"La gente que venía a la estación de servicio fue la que realmente dio la vida por apagar el incendio, yo solo ayudé"

Al pasar por la N-120, ya bien entrada la mañana y con la lluvia actuando como eficaz brigadista, todavía se veían los vehículos de la Unidad Militar de Emergencias (Ume) o la Axega parados en la estación de servicio. "Nos dieron las gracias por la ayuda y también nos llamaron nuestros jefes para felicitarnos por el trabajo", expresa Ana Camba, quien este miércoles disfrutaba de un merecido descanso.

Ahora la vida continuará como siempre en la gasolinera de la N-120 a su paso por A Pobra do Brollón. El lugar que hoy da un servicio diario a todos los viajeros que pasan por la zona se transformó por unas horas en el punto donde el dispositivo de extinción recargaba sus armas y recuperaba fuerzas en la lucha contra el peor incendio de la temporada en Galicia, y también uno de los más grandes y virulentos de los últimos años.

DIFICULTADES. El fuego ocasionó numerosos problemas no solo por la masa forestal calcinada, sino también por el drama que supuso para muchos vecinos de la comarca ver peligrar sus pertenencias.

Ocurrió, por ejemplo, en Rairos, una localidad de Ribas de Sil al pie de la N-120. Los residentes tuvieron que valerse de mangueras y cubos de agua para proteger sus casas, rodeadas de llamas.

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