Alarmas por fuego en una bodega en Sober y en un prado de Monforte

Por fortuna, se apagaron de manera muy rápida y no derivaron en consecuencias graves ni materiales ni personales
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photo_camera Bomberos en Regina Vilarum. A.R

Las alarmas volvieron a saltar este viernes en Monforte y Sober por sendos incendios en propiedades de ambos municipios que, por fortuna, se apagaron de manera muy rápida y no derivaron en consecuencias graves ni materiales ni personales.

Pasada la una de la tarde se declaró un fuego en la bodega Regina Viarum, en Doade (Sober). Según las fuentes consultadas, comenzó en una máquina rebarbadora que estaba utilizando un obrero en unos trabajos que se ejecutan en el interior de las instalaciones. De la máquina saltó una chispa, en la zona había gas inflamable por lo que fue necesaria la intervención de los bomberos del parque comarcal, con sede en Monforte.

Además, en esos momentos había una visita turística en las instalaciones y los participantes fueron conducidos al exterior del edificio, aunque no corrieron peligro en ningún momento. Al punto también se desplazaron efectivos de la Guardia Civil.

A lo largo de la tarde la bodega recuperó el ritmo normal de trabajo.

El segundo incendio de la jornada tuvo lugar en el barrio de O Malvarón de Monforte sobre las tres y media de la tarde.

Los ocupantes de un coche que circulaba por la carretera vieron que había fuego en un prado próximo a las viviendas y alertaron a los servicios de emergencias. En pocos minutos llegaron al lugar dos camiones de bomberos del parque de Monforte, dos motobombas de los servicios forestales, otras tantas brigadas y efectivos de la Policía Local y Nacional.

Los medios atajaron rápido las llamas, que quemaron varios metros cuadrados de la parcela, en la que había distintos rulos de hierba seca. Según las fuentes consultadas todo apunta que las llamas comenzaron en una de esas pacas circulares y después se extendieron al prado. El origen podría haber sido intencionado.

Enfrente de la parcela en la que tuvo lugar el fuego hay una casa habitada. Los residentes estaban comiendo en la parte trasera de la vivienda y ni siquiera oyeron el timbre cuando los efectivos de seguridad llamaron a su puerta.

Cuando terminaron la comida y volvieron a la vivienda ya vieron el amplio dispositivo desplegado.

También fueron varios los curiosos que pararon sus vehículos en la calzada para seguir de cerca la evolución de los trabajos de extinción.

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