Alarma en la hostelería de la zona sur tras dos nuevos robos en Chantada

Los ladrones usaron procedimientos idénticos a los sufridos hace justo una semana en dos conocidos establecimientos de Monforte
Imagen del bar Penela con la máquina de tabaco destrozada MP
photo_camera Imagen del bar Penela con la máquina de tabaco destrozada MP

La preocupación se ha extendido entre los hosteleros de la comarca tras dos nuevos robos de madrugada. Si hace una semana sufrieron los asaltos los bares monfortinos Prisma y Breogán, en esta ocasión los afectados fueron los propietarios de la cafetería Penela y del restaurante Daydos, en Chantada.

Como el Prisma y el Breogán, ubicados en la Avenida de Galicia, los dos establecimientos en cuestión se encuentran en la misma calle, la Avenida de Monforte. Y al igual que en los negocios monfortinos, en Chantada los cacos reventaron los bombines de las puertas, accedieron al interior, se ensañaron con las máquinas tragaperras y expendedoras de tabaco y hurgaron en las cajas registradoras sin que las alarmas saltasen.

En el caso de la cafetería Penela, una de las más concurridas del casco urbano por las mañanas por su cercanía con el centro de salud, los ladrones accedieron al local a través de una terraza interior que da a la calle. Tras saltar el muro pulverizaron la persiana y la cerradura de la puerta que conecta este espacio con el local. Una vez dentro, la peor parte se la llevaron la tragaperras y la máquina de tabaco, que aparecieron destrozadas cuando los propietarios acudieron por la mañana para dar comienzo a su jornada laboral.

El restaurante Daydos se halla en la misma avenida, aunque más alejado del centro. Se sitúa en la salida de Chantada hacia Monforte, enfrente de un colegio y un instituto. Como en el bar Penela, los asaltantes no emplearon la entrada principal para acceder, sino una puerta lateral. Al igual que en el otro negocio afectado, los dueños vieron lo que había ocurrido a primera hora, al abrir.

Los cajones de las máquinas donde se guardan las monedas estaban tirados en la terraza y tanto la tragaperras como la expendedora de tabaco habían sido forzadas. Los responsables del local, que residen encima del mismo, dijeron escuchar un ruido sobre las cinco de la madrugada, pero lo atribuyeron al perro de un vecino. Al llegar al establecimiento horas después descubrieron los desperfectos ocasionados por la intrusión.

La similitud de los métodos empleados invita a pensar que los autores de los robos fueron los mismos que la semana pasada actuaron en el centro de Monforte.

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