El agua, la cura más natural

Cada año estudiantes de Medicina se forman en el balneario de Augas Santas en el ámbito de la hidrocinesiterapia

Una sesión de hidrocinesiterapia en grupo. EP
photo_camera Una sesión de hidrocinesiterapia en grupo. EP

El investigador japonés Masaru Emoto dedicó muchos años de su vida a estudiar las cualidades del agua. Explicaba que "es inteligente, tiene memoria, tiene la fascinante capacidad de adaptar su estructura geométrica molecular". Entre sus experimentos más controvertidos está una serie en la que sometía distintos vasos de agua a diferentes vibraciones. Les ponía música tranquilizadora o ruidos desagradables. Después congelaba los vasos y analizaba con microscopio los cristales que se creaban.

Según su tesis, los cristales que se formaban sometidos a vibraciones amables eran más bellos y armónicos que los de las vibraciones desagradables. Su teoría nunca llegó a pasar los controles del método científico y el propio Emoto la definía como "arte o fantasía".

Los postulados del japonés sumaron defensores y detractores a partes iguales porque sus trabajos tenían una carga subjetiva muy importante. Lo que sí está basado en datos y en investigaciones empíricas son las propiedades del agua para el cuidado de la salud.

La hidrocinesiterapia se basa en la realización de ejercicios dentro del agua. Se usa en pacientes que tienen afectado el aparato locomotor, que sufren dolencias musculares o articulares y también se aplica en personas con lesiones de carácter neurológico.

En el balneario de Augas Santas de Pantón, el doctor Antonio Freire Magariños supervisa este tipo de terapias y en los últimos días se encargó de formar a estudiantes de Medicina de la Universidade de Santiago de Compostela en este tipo de técnicas.

Freire es claro. La hidrocinesiterapia no hace milagros, pero si los tratamientos se siguen en tiempo y forma las mejoras son muy importantes. Por ejemplo, al balneario llegan multitud de pacientes que superan los 60 años con enfermedades de tipo degenerativo y reumático (artrosis, lumbalgias..). Para ellos se recomiendan una serie de rutinas en las piscinas de agua mineromedicinal, en los chorros y en las salas de inhalación que suelen prolongarse durante nueve u once días. También se atiende a pacientes mucho más jóvenes que han sufrido algún tipo de accidente cerebrovascular.

El médico explica que un cuerpo en el agua pesa un 10% de su cifra real. Es decir, una persona de 80 kilos dentro de una piscina pesa ocho, por lo que la capacidad de movimiento es mucho mayor y la presión ejercida sobre las articulaciones mucho menor. "Hay gente que puede caminar dentro del agua y que fuera no es capaz", insiste. A mayores, el agua caliente tiene un efecto vasodilatador y ayuda a relajar la musculatura. De ese conjunto de aspectos derivan los buenos resultados de este tipo de terapias que, además, resultan agradables para el paciente.

Los manantiales que abastecen el balneario de Aguas Santas son de aguas sulfurosas, que tienen propiedades muy positivas para tratar, además de las dolencias reumáticas, los problemas respiratorios y de piel. El fuerte olor que desprenden enmascara una serie de propiedades que hicieron de esta zona de Pantón un lugar muy visitado a lo largo de los años. Junto al balneario actual se conservan los restos del primer centro para tomar las aguas que existió en el lugar.

El químico monfortino Antonio Casares está considerado uno de los padres de la Hidrología Médica actual. En el siglo XIX, cuando la farmacología no se había desarrollado tanto, los balnearios eran un recurso imprescindible para tratar muchas enfermedades y Casares investigó las propiedades de muchos de los balnearios gallegos con métodos muy novedosos para la época.

En la actualidad, existe una Sociedad Internacional de Hidrología Médica que promueve investigaciones relacionadas con el sector. Francia e Italia van a la cabeza en esta carrera y ya incluyen este tipo de tratamientos dentro de los servicios que ofrece la sanidad pública.

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