La feria Alimentaria, que se cierra este jueves en Barcelona, es un evento internacional de referencia para todos los profesionales de la industria de la alimentación, bebidas y gastronomía. Se trata de una cita obligada con la innovación y las últimas tendencias que recibe a una multitud de visitantes durante las cuatro jornadas que dura la cita. Uno de los productos que está arrasando entre los que se acercan al Recinto Gran Vía de la ciudad condal es el aceite "cento por cento Figueiredo" que presenta Miguel Ángel Rodríguez, un productor de Ribas de Sil que trabaja desde 2015 con las variedades brava y mansa.
Más que un aceite, su productor lo califica como un "zumo de oliva". Su elaboración se remonta a hace diez años gracias a un intenso esfuerzo de recuperación de olivos milenarios. Los trabajos de limpieza, desbroce, podas y apertura de caminos, todos ellos manuales por culpa de la orografía del terreno, dieron sus frutos y hoy Miguel Ángel Rodríguez presume de doce hectáreas de terreno.
Se trata del primer aceite de oliva virgen extra de las variedades autóctonas brava y mansa gallegas con una trazabilidad demostrada. También es el primer aceite de dichas variedades certificado como ecológico. "Desde 2014 colaboramos con el área de nutrición y bromatología de la Universidade de Vigo", dice Miguel Ángel Rodríguez. El centro culminó los estudios en 2015 y certificó, en una tesis titulada "Caracterización aromática y fenólica de aceituna y aceites de oliva de Galicia", que se trata de un aceite con altos niveles de compuestos fenólicos, es decir, que cuenta con unas propiedades organolépticas peculiares que añaden al sabor un picante y un amargor que indican su alta calidad.
La producción es escasa. "Son 1.000 litros, 500 de ecológico y 500 de convencional. Nuestros cálculos es que en dos años triplicaremos la producción, aunque no es algo seguro porque dependemos de las condiciones climáticas".
