Nueva acusación de abusos contra el hombre juzgado en Pontevedra por violar a una niña de 9 años

Una testigo del juicio revela que Ricardo B. abusó de ella cuando tenía 13 años, en 2003. "Me sentí mal porque esto ocurrió antes y pude haber frenado lo otro si lo hubiese contado", declara
Juicio a Ricardo B.
photo_camera Juicio a Ricardo B.

El juicio contra Ricardo B., acusado de violar a una niña de 9 años en Tomiño en el año 2003, comenzó este martes en la Audiencia de Pontevedra con la declaración del procesado y de los primeros testigos.

El imputado negó los hechos que se le atribuyen, por los que se enfrenta a una posible condena de 14 años de prisión. La víctima, que compareció tras un biombo, ratificó entre lágrimas la agresión sexual que denuncia.

La sorpresa llegó instantes después con la primera testigo, una joven que cuidaba a los niños en la casa del acusado en el momento de los hechos.

La mujer, que tenía 13 años en 2003, relató abusos sexuales continuados supuestamente cometidos por Ricardo. "Me sentí mal porque esto ocurrió antes y pude haber frenado lo otro si lo hubiese contado".

MOTIVOS ECONÓMICOS. El acusado también atribuyó la denuncia a motivos económicos. Así, el hombre ha afirmado que una persona cercana a la denunciante, que actualmente tiene 22 años, "tuvo problemas de este tipo y sacó 30.000 euros" en el juzgado y ha manifestado su convencimiento de que ella intenta hacer lo mismo.

"Eso no es así", ha respondido al fiscal cuando éste relataba que en el año 2003, según la víctima, el acusado entró en dormitorio en el que se encontraba la entonces menor y que, tras agarrarla por los brazos y tirarla sobre la cama, consumó la violación.

La joven, que declaró protegida por un biombo, se ratificó en su denuncia y ha explicado que la agresión sexual duró "de 10 a 12 minutos", periodo durante el cual gritó y pidió auxilio sin éxito a su amiga, la hijastra del acusado, en cuya casa se encontraban las dos niñas el día de los hechos.

En su día, ha reconocido, no denunció la agresión sexual "por miedo a mi padre", pero pasado el tiempo decidió hacerlo cuando supo que el acusado había sometido a abusos a más mujeres "para que no volviera a sucederle a nadie más".

La presunta violación fue el hecho más grave que vivió durante los "cerca de dos años" que ambas niñas fueron amigas, pero la joven ha asegurado que el acoso del acusado era "continuo" y que resultaba "frecuente" que hablara delante de ella de "sexo explícito" o que viese pornografía en su presencia.

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