José Luis Rivas

Flores en un cementerio. PIXABAY
photo_camera Flores en un cementerio. PIXABAY

Querido José Luis, ayer tuvimos que despedirte. Era una despedida prevista, pero no por ello menos dolorosa. A Carmen, Javier y Raquel les queda la tranquilidad de que te han cuidado y te han acompañado con una fidelidad y un cariño extremos.

A los demás nos queda tu ejemplo, tu forma de entender la vida, tu bondad absoluta y tu capacidad para disfrutar del día a día, de cosas tan simples como ir a recoger a tus nietos al salir del colegio o dar un paseo por la calle.

Decía ayer Javi que ya te levantabas cantando, que disfrutabas de todo y de todos, que eras un hombre feliz. Yo también lo creo. Siempre me recibiste con una sonrisa amplia y un abrazo profundo, independientemente de las circunstancias.

Raquel recordaba tu pasión por leer este periódico, El Progreso. Ella me contaba que era lo primero que reclamabas incluso en los complicados días de hospital. Sé que, además, buscabas mi firma entre los artículos de cada día, algo que me enorgullece.

Recibe un abrazo fuerte, José Luis, con la mayor de las sonrisas.