(A la memoria de Pilar Arias Pérez, que falleció el 10 de julio de 2015 en Lugo, a la edad de 39 años)
Era demasiado pronto para despedirte. Tan pronto que no somos capaces todavía de hacernos a la idea, compañera, amiga.
Dicen que los que tenemos el oficio de enseñar, no debemos dejar de aprender nunca. Pero hay lecciones de vida que quisiéramos saltarnos del libro. Ésta es una de ellas. Cómo recordarte, mencionarte, escribirte, sin que duela, sin sentir una especie de cuerda oprimiendo nuestras entrañas... Somos conscientes de que este puñado de palabras no alcanza a rebelarse contra lo injusto de tu partida, pues apenas llega para rendir humilde homenaje a un ser tan extraordinariamente noble como tú.
Entre tanto, en la pausa prolongada de este verano, tus amigos y compañeros de profesión, nos quedamos con un pedazo de Pilar que sostiene sentimientos encontrados, y que, seguramente, saca lo mejor de nosotros.
Navegamos por la memoria colectiva y te hallamos en los pasillos del colegio, siempre con una sonrisa, reparando en alguna manualidad, preocupándote de tus alumnos, participando en toda clase de actividades, siendo una más, sin ánimo de destacar, brindando en cenas y celebraciones, ofreciendo tu inestimable ayuda a cualquiera de nosotros... Sin lugar a dudas: ¡Maestra de maestros!
Ojalá pudiéramos ingeniar con este cachito de periódico un barco capaz de hacerte llegar este mensaje. Tal vez, quién sabe... Tal vez, la fuerza de nuestros corazones mantenga siempre una especial conexión.
Olvidarte es imposible, quererte fue y es demasiado fácil.
Gracias Pili. Gracias por tanto.
