Y en el último día, Zapatero habló de derechos fundamentales

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha abogado hoy, en la última jornada de su estancia en China, por la extensión de las libertades y los derechos fundamentales en Asia, la primera referencia que hace a esta polémica cuestión en su visita al continente.

Zapatero ha aludido a los derechos humanos al finalizar su discurso en la inauguración del Foro económico de Boao, considerado el Davos asiático y que está presidido en su décima edición por el presidente chino, Hu Jintao.

"A este continente que lidera el destino económico del mundo, desde Europa les deseamos que ese desarrollo económico siga en el camino de la inclusión y se extienda a todos aquellos caminos por donde los seres humanos siempre desean transitar, el camino de la cooperación, el diálogo, la paz, las libertades, los derechos fundamentales", ha subrayado ante Hu.

Zapatero se reunió ayer con Hu, tras iniciar el martes su periplo asiático en Pekín con el primer ministro chino, Wen Jiabao, y con el viceprimer ministro, Li Keqiang, pero en ninguna de las tres entrevistas se habló de los derechos humanos.

El argumento que esgrimió el propio Zapatero es que su agenda era "marcadamente económica", pero hoy ha decidido romper su silencio.

El Foro de Boao cuenta este año con la participación de los líderes de las principales potencias emergentes, que han celebrado una cumbre previa en la turística isla de Hainan.

Antes de Zapatero, han tomado la palabra Hu y los presidentes de Rusia, Dmitri Medvédev; Brasil, Dilma Rousseff, y Sudáfrica, Jacob Zuma, además del primer ministro surcoreano, Kim Hwang-sik.

El jefe del Ejecutivo español ha cerrado su discurso con esa defensa de los derechos fundamentales, aunque ya al inicio de su intervención había subrayado la historia de éxito que vivió Europa el siglo pasado al pasar "de la guerra a la paz" a través de "la senda de la libertad y de la cooperación".

Zapatero se ha mostrado convencido de que "caminamos hacia un mundo más asiático" y ha expresado su satisfacción al considerar que se fortalecerá el equilibrio mundial.

A su juicio, éste es el siglo de Asia, que ha demostrado su fortaleza ante la crisis y se ha convertido en "el centro de gravedad de la economía mundial", pero también es el siglo de América Latina y debería ser el de África.

Sus últimas palabras han sido de solidaridad para Japón tras la tragedia del terremoto y el tsunami y de admiración hacia el "nivel de cultura cívica" y la "educación ejemplar" demostrada por los nipones, que "queda como una huella para todos los ciudadanos del mundo".

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