''Yo era de los que decían: 'Qué rancio el folclore''

Eliseo Parra, durante el curso. J. VÁZQUEZ
photo_camera Eliseo Parra, durante el curso. J. VÁZQUEZ

«¡Qué nivel tenéis aquí!», dice Eliseo Parra después de recibir los aplausos de los aplicados alumnos que siguieron durante todo el fin de semana el curso intensivo de percusión y cantares ibéricos que ofreció en el local de la asociación Volta do Agro de Lugo, organizadora de la actividad.

El local de la Rúa Paxariños fue durante 48 horas una especie de 'think tank' de músicas populares, y a aprovechar las enseñanzas de Parra acudieron a Lugo profesionales de la música que bebe de la tradición, como las integrantes del grupo de pandereteras Leilía o Xabier Díaz, cantante actual de Berrogüetto.

El profesor, mientras recoge panderetas y panderos, asegura que también los alumnos anónimos demostraron pericia con el repertorio de músicas populares de Cantabria, ambas castillas y Andalucía sobre el que trabajaron sábado y domingo sus alumnos.

De la música tradicional gallega destaca, sobre todas las cosas, los grupos de pandereteras, que son «únicos». «En Asturias y Cantabria funcinoaban los dúos, pero no agrupaciones tan grandes», comenta. Asimismo, añade que las gallegas son «las más atronadoras» de todas las panderetas ibéricas, que él aventura que han obligado a quienes las tocan a desarrollar una técnica de canto «complicadísima para aunar potencia y no romperse la garganta».

También destaca este investigador el modo «casi inédito» en que el repertorio más tradicional gallego adaptó con naturalidad metros foráneos como rumbas, sambas, polcas o mazurcas. «Esto es algo que sólo sucede con el flamenco», añade.

Considera Eliseo Parra que en Galicia, al haber tantas y tan diversas músicas tradicionales, «que están todavía muy vivas», no ha hecho falta «salir a ningún sitio a buscar otras». Él natural de la Ribera del Duero, dice que se vio en la necesidad de hacerlo y que por eso ha cantado «en gallego, en euskera, en catalán...».

A lo largo de su búsqueda de sonidos y de instrumentos, coincide en que si hay un ritmo de la música popular constante en toda la Península ése es el de la jota: «Hay jotas en Galicia y en toda la Cornisa, en las castillas, en Extremadura, en Cataluña, en Andalucía y también en Portugal», añade este músico, que defiende que ha sido «la contaminación» lo que ha otorgado vida a este tipo de sabiduría popular.

También, admite, la recuperación que distintos colectivos han acometido con «voluntarismo y sin ningún tipo de ayuda». Es de la idea Eliseo Parra de que la música tradicional todavía no se ha quitado del todo en el Estado español el sambenito «de rancio, antiguo, reaccionario» que adquirió «por culpa de los coros y danzas y Educación y Descanso» durante el franquismo.

«¡Yo también decía que el folclore era rancio! ¡Era el batería de un grupo de rock que cantaba en inglés!», enfatiza, para afirmar que el rock tiene una edad «que no va más allá de los veintitantos», mientras que la tradicional es la única que  —dice— gusta «de cero a cien años».

BIOGRAFÍA
De batería de rock a cantante de salsa y hombre pandereta

Vallisoletano de cuna, Eliseo Parra fue en su juventud batería de rock, percusionista de jazz y, durante diez años, cantante de salsa con formaciones míticas de las escena barcelonesa como la orquesta Platería. Dice que fueron las colaboraciones con María del Mar Bonet el hecho inicial de su interés por las músicas tradicionales ibéricas, que ha fusionado entre sí y con otras de distintos puntos del globo.

Los pioneros
«No me pongo ningún freno a la hora de mezclar músicas. Me da igual que me digan que si estoy contaminando... Sólo hay que ver lo bien que han venido al jazz o al flamenco la fusión», explica.

Deudor de pioneros como Milladoiro u Oskorri, «que fueron los primeros que aquí afrontaron de un modo distinto el folclore», Parra comenta que la música tradicional sólo se mantiene viva de forma natural «en África y en algunos sitios de Asia».

En Europa, dice, «hay trazos de supervivencia». Los sitúa en la Galicia que mantiene viva aún la sociedad campesina y en lugares como Murcia o la sierra de Gredos», donde participan «tres generaciones».

No será igual
Sobre el proceso recuperador de los sonidos de la tradición indica que es un fenómeno que crece en toda la geografía española. Eso sí: «No será igual, y no puede serlo, ya que han cambiado los modos de vida. Será algo que recuerde aquello, pero puede ser mejor».

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