''Vivo en una montaña rusa de emociones''

Valentín y Roberto se echan las manos a la cabeza delante de Libertad, la hostelera, porque ellos no compraron el décimo premiado. Foto: TOÑO PARGA
photo_camera Valentín y Roberto se echan las manos a la cabeza delante de Libertad, la hostelera, porque ellos no compraron el décimo premiado. Foto: TOÑO PARGA

Libertad González, propietaria del bar Anduriña y agraciada

«Nos nos tocou porque ela escondeu os décimos detrás da cafetera e non os vimos!». Ella es Libertad González, la propietaria del bar Anduriña de Monforte que vendió sesenta de los décimos del 76.254 premiado con el Gordo del Niño. Ellos -los que hacen la afirmación en tono de broma- son Roberto Novo, del sector del automóvil, y Valentín López, ferroviario, dos habituales de este local de la Rúa Calvo Sotelo de la ciudad que no tenían ni un solo boleto del número agraciado.

Precisamente, lo que peor lleva Libertad González desde el día del sorteo es que un cliente entre en el local y le diga que no había comprado, ahí la joven se desmorona. «Lo llevo realmente mal, especialmente cuando sé que es alguien que está en paro o que tiene cualquier otro problema y que le sería de gran ayuda», afirma con lágrimas en los ojos. «Vivo en una montaña rusa de emociones, soy feliz cuando veo a alguien que lo compró, pero me vengo abajo cuando entra alguien que no se lo llevó», explica.

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