Vivir con dolor

Ricardo Rion Giraldo He querido realizar este artículo aunque no es explícito de Traumatología para exponer una serie de conceptos que considero importantes e intentar darle la importancia que merece a un problema socioeconómico importante que afecta a todos los individuos en un momento determinado.

El dolor es un síntoma complejo de abordar, ya que todo el mundo tiene un concepto de lo que es el dolor y no para todos los individuos ese concepto es igual. Tiene una importante carga subjetiva ya que no todo el mundo tiene la misma respuesta dolorosa ante estímulos similares o lo que es lo mismo, la misma tolerancia al dolor. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) define el dolor como «una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada al daño tisular real o potencial o descrito en términos de tal daño».

El dolor por cualquier causa genera el 80% de las consultas al médico. Debemos diferenciar entre el dolor agudo que podemos considerar “bueno” ya que que nuestro cuerpo lo utiliza para indicarnos que algo va mal y el dolor crónico, que persiste en el tiempo una vez desaparece el daño inicial y que puede llegar a ser limitante, mermando la calidad de vida de los individuos. Cuando el dolor se cronifica deja de ser un síntoma para convertirse en una enfermedad, además multisistémica, que afecta a nuestras capacidades físicas, mentales y sociales, porque va a cursar con: depresión, ansiedad, alteración del sueño, disfunción sexual, aumento del riesgo cardiovascular y alteraciones en calidad de vida y en la funcionalidad. Por ello, constituye en sí mismo un problema de salud muy importante y sobretodo muy limitante que requiere un tratamiento integral, multidisciplinar, proporcionado y correcto.

La forma más frecuente de dolor crónico es la musculo-esquelética. Los dolores crónicos más frecuentes son la lumbalgia y los relacionados con las extremidades inferiores como por ejemplo la ciática. La prevalencia de este tipo de dolor está aumentando. Puede ser debido a que los pacientes lo comunican más y se han vuelto menos conformistas o simplemente a que la población envejece, pero es una realidad.

¿Cómo  se puede mejorar la calidad de vida en pacientes con dolor? Lo primero que hay que hacer es tratar el dolor. El tratamiento engloba un amplio abanico terapéutico que en ocasiones requiere la participación de varios especialistas. Esto incluye control de enfermedades de base que puedan causar dolor ( enfermedades reumatológicas, exceso ácido úrico, diabetes… ), fisioterapia, infiltraciones o bloqueos, cirugías si fueran necesarias, tratamiento farmacológico y a veces apoyo psicológico para afrontar mejor el proceso.

Para el tratamiento farmacológico del dolor utilizamos la Escalera Analgésica de la Organización Mundial de la Salud que consta de tres escalones que asocian medicación analgésica, antiinflamatoria y coanalgésicos, cuya potencia aumenta a medida que aumentamos de peldaño.

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