La invasión de los ‘resus’ transforma Viveiro en un conglomerado cultural y musical de una dimensión que sobrepasa la capacidad del propio municipio. Tal multitud provoca colas de tráfico, filas para transitar por las aceras, llena hasta los topes la hostelería, hace correr litros de alcohol y supone un derroche de furia fuera y dentro de los escenarios.
Los seguidores del Resurrection Fest tienen este año muchas expectativas puestas en el evento por las bandas que participan. «Son grupos muy buenos. Dentro hay mucho movimiento, pero yo no participo en el pogo porque me da miedo», explica la vivariense Cristina Santos. Su grupo de amigos asegura que «haremos todo lo que podamos». Pese a ello, las incidencias fueron menores.
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