Viveiro se dispone a cerrar su Semana Santa con pleno de procesiones

Más de 400 mujeres de la hermandad de la Santa Cruz, 50 de ellas 'aspirantes', desfilaron con Nuestra Señora de la Esperanza
Procesión de la Esperanza
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Tal vez sea la de este año una de las Semanas Santas de más grato recuerdo en Viveiro ya que está a punto de completar un 'pleno al 15' con la salida de todas las procesiones programadas, algo que en otras ediciones impidió la lluvia. "Estamos moi contentos porque é moito o esforzo que realizan as distintas irmandades, que traballan con moita ilusión, e cando non se pode saír por culpa da auga a moral vai para abaixo", comenta una satisfecha María del Carmen López, portavoz de la Xunta de Cofradías vivariense.

Tras días de colapso el jueves y el viernes, también tuvo un seguimiento sobresaliente la procesión de la Esperanza de Resurrección organizada por la Hermandad de Mujeres de la Santa Cruz, en la que participaron unas 400 sumando las 66 llevadoras del paso de Nuestra Señora de la Esperanza, las mantillas y portadoras de estandartes, las integrantes de la banda de tambores y "50 nenas pequenas aspirantes, cada unha co seu portahachón e moi entusiasmadas", reseña López, también hermana mayor de esta cofradía que tiene unas mil integrantes y lista de espera. "Hai familias nas que tan pronto nace unha nena xa a apuntan como candidata na cofradía", afirma.

El Viernes Santo fue un día de desborde de gente en procesiones como El Encuentro, El Santo Entierro, La Pasión y Os Caladiños

Esta procesión de gran atractivo supone una ruptura con respecto a los desfiles de días anteriores. "Cambia totalmente. En vez de ir de loito como no venres, un día de dor pola morte de Cristo, aquí entramos na esperanza da Resurrección e xa non é un loito total, porque estamos con esa esperanza de que Cristo resucita", dice.

VIERNES APOTEÓSICO. El Viernes Santo fue una jornada apoteósica de la mañana a la noche, con miles de personas siguiendo todos los actos. El día comenzó con el emblemático y emotivo Encuentro en la Praza Maior organizado por la VOT, con las imágenes articuladas de El Cristo que Cae —conservada desde el siglo XV—, San Juan y la Verónica (Juan Sarmiento, 1775) y la Dolorosa (1741). "Había moitísima máis xente que estes últimos anos e resultou moi bonito porque o orador, o vicario xeral, Antonio Basanta, é un gran coñecedor do acto e soubo transmitir moi ben todo o que iba acontecendo: a Virxe que chora, o Cristo que cae... e fai que se viva doutra maneira", explicaba María del Carmen López. En esta procesión también participó el obispo, que transmitió su emoción y animó a la Xunta de Cofradías a seguir trabajando.

También se llenó por la tarde el atrio de Santa María en el acto del Descendimiento, con la imagen articulada del Cristo del Desenclavo (siglo XVII), acompañado por La Dolorosa y San Juan, del XX.

La Pasión siguió en aumento con la procesión del Santo Entierro organizada por la cofradía del Rosario, que inició su recorrido desde Santa María con los pasos de La Magdalena (José Tena, 1916), San Juan, (José Tena, 1909) y el Santísimo Cristo Yacente, que representa a Jesús muerto sobre una peña después del descendimiento de la cruz, obra de José Tena de 1908 que va custodiado por cuatro ángeles y escoltado por una guardia romana. Cerraba el desfile la Virgen de la Soledad (José Rivas, siglo XX). Según indica María del Carmen López, esta "é unha procesión moi sobria pero non deixa de ter unha elegancia magnífica, cuns pasos preciosos. Foi unha procesión na que a cidade estaba a rebentar, na avenida de Cervantes, na praza... en todos os sitios onde puideras mirar estaba o todo rebentado de xente".

El Viernes Santo fue un día de desborde de gente en procesiones como El Encuentro, El Santo Entierro, La Pasión y Os Caladiños

No decayó el seguimiento de las procesiones por la noche, con cientos y cientos de personas agolpadas para ver el recorrido de una de las más espectaculares, la de la Pasión, en la que solo desfilando iban más de mil cofrades. "Unha procesión grandiosa e esplendorosa", resume López, organizada por la cofradía de La Piedad y en la que participan sus tres filiales: el Prendimiento, las Siete Palabras y la Santa Cruz.

Tras la banda TAU desfilaba el paso del Prendimento El Beso de Judas (José Rivas, 1947), al que seguía El Calvario (José Rivas, 1946—49), un conjunto escultórico de unas dos toneladas que llevaban 100 integrantes de las Siete Palabras. Es un paso que en el tramo por dentro del casco histórico va sobre ruedas, pero al llegar a la Praza de Lugo se le colocan los soportes para que lo puedan cargar los llevadores, una tarea nada fácil tras la que los cofrades tuvieron el aplauso del público.

Otra imagen de impacto por su iluminación de noche es el Santísimo Cristo de la Piedad (José Rivas, 1952) que iba seguido de la banda romana de tambores de la cofradía. Las mujeres de la Santa Cruz llevaban después la imagen de María al Pie de la Cruz (Modesto Quilis, 1908), y cerraban la comitiva de la procesión —de dos horas de duración— las autoridades y la banda municipal de música.

Finalizó el Viernes Santo con otra procesión favorita para muchos, la de la Soledad o dos Caladiños, conocida así por el silencio con el que discurre, solo marcado por los golpes de tambor a cada paso. "É un desfile no que vai o pobo con verdadeira devoción, sin lucerío. A xente vai recollida, coa súa vela, acompañando á Virxe na súa soidade", explica López. Organizada por la VOT, llevaban los pasos de La Verónica, San Juan y la Virgen de la Soledad.

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