Víctor Corral, un artista universal de corazón local

El Concello de Begonte acaba de aprobar su nombramiento como hijo predilecto, una distinción que el polifacético artista de Baamonde recibirá oficialmente en un acto fijado para el 25 de abril
Víctor Corral, al lado de su nueva exposición de cuadros
photo_camera Víctor Corral, al lado de su nueva exposición de cuadros

Ese apego por su tierra y la promoción que ha hecho de Baamonde y de Begonte a través de sus creaciones le han hecho merecedor de su nombramiento como hijo predilecto del concello begontino, una distinción que, por otra parte, no necesita ni explicación.

Autodidacta, pero en un proceso constante de aprendizaje desde que a los diez años reprodujera en una pizarra la iglesia de Baamonde -una obra perdida que un vecino encontró y le entregó en 1985-, Víctor Corral ha hecho todo aquello que ha querido hacer. Ha creado miles de obras, dando forma a diversos tipos de madera y de piedras y también otros materiales -en su museo guarda un colmillo de elefante de 26 kilos "moi duro de traballar"-, diseñando desde precisas miniaturas hasta piezas completamente abstractas.

Las más de 30 exposiciones a sus espaldas o los 25 monumentos repartidos por diferentes espacios públicos hablan de su repercusión nacional e internacional, pero es en su hogar, en Baamonde, donde puede apreciarse todo lo que da de sí su obra, desde ese emblemático castiñeiro, que salvó de la tala hace décadas al convertirlo en una suerte de capilla y al que ha ido sumando esculturas a lo largo de los años -la última, un peregrino- hasta su casa museo, cuyo jardín es ya de por si una obra de arte.

Piezas llenas de detalles se entremezclan con otras conceptuales, conviviendo con la vivienda, la capilla, el palomar -un ‘collage’ de piedras distintas partes del mundo- o un trono pétreo, dan vida a un recorrido que puede hacerse antes o después de visitar el museo y en el que siempre se descubre algo nuevo.

Una vez en el interior, es el propio Víctor el que trata de explicar los secretos, las anécdotas que se esconden detrás de cada pieza. La familia y el entorno, la naturaleza y los animales o la religiosidad y la espiritualidad están muy presentes, pero también lo están las reivindicaciones. Y es que su obra está cargada de mensajes: en defensa de los animales, en homenaje a quien admira, en contra de la guerra o denunciando el hambre y la miseria en el mundo.

A mayores de sus ya legendarias piezas y de ese taller que es también un nexo entre salas y en el que pueden apreciarse otras de sus aficiones, como el gusto por la fotografía, Corral ha demostrado que siempre hay margen para la sorpresa.

Acaba de sacar a la luz sus óleos, acuarelas y dibujos, mostrando alrededor de medio centenar de creaciones principalmente abstractas, la inmensa mayoría con más de dos décadas de existencia, que hasta ahora habían sido un secreto bien guardado. Solo cedió una vez, prestando algunas para una exposición en el Parlamento, en Santiago.

Y aunque los años no pasan en vano y su ritmo de trabajo ya no es el que era, Víctor Corral sigue creando. En cartera tiene la publicación de un libro de poesía, en el que quiere recoger un centenar de composiciones y otras tantas esculturas. "Eu son escultor, pintor, poeta e gaiteiro". Así es como se define a sí mismo el nuevo hijo predilecto de Begonte. Poco más se puede añadir.

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