Víctimas lucenses del falso médico Coté reclaman diligencia a la Justicia

La indignación crece a medida que pasan los días entre las víctimas del supuesto osteópata José Manuel López Pérez, Coté, quien tenía clínicas en Viveiro y Ferrol. Las personas afectadas por sus tratamientos reclaman diligencia a la Justicia.

La xovense Isabel Rey Álvarez considera «vergonzoso» que él se presente en rueda de prensa como «víctima de una persecución, cuando vive rodeado de lujo y pacientes suyos están pagando préstamos». Esta mujer acudió al supuesto especialista porque le enfermaban los dedos y su hija había oído hablar de él. «Tardaron menos en cobrar que en mirar los dedos». Además, padecía mareos y tras manipularla en la espalda, «iba bien», pero pronto le aparecieron otras dolencias, para lo que «me daba medicación de farmacia y al familiar que me acompañaba se lo pintaba mal y le decía que tenía que seguir el tratamiento».

Isabel explica que cuando le ponía las agujas de la acupuntura, quedaba 20 minutos con ellas, y supone que mientras él iba a atender a otro local, porque tenía tres en Viveiro. Con el tiempo, a los clientes habituales les inyectaba una sustancia, cuya composición desconocen, tres veces por jornada. Al parecer, tenía unas botellas grandes, en la consulta, cuyo contenido —a esta paciente le parecía agua— mezclaba con otros productos.

Títulos

 

Esta xovense empezó a sospechar de Coté porque no tenía el título español colgado y sí muchos extranjeros. «Él me decía, mucho te dan que mirar mis títulos». Isabel Rey asegura que hay otro médico con el mismo nombre y apellido que José Manuel López y que éste le copió el número de colegiado. Sin embargo, él finalmente accedió a mostrarle el título español y «me quedé convencida, a pesar de que en todos figuraba la misma foto. Nos engañó a todos, porque hasta había médicos y enfermeras de Burela en su consulta. Todos pensaban que era médico, porque te daba explicaciones de todo, se le veía tan experto y decían que era superdotado».

La mujer no se explica «cómo este sujeto estuvo en la calle Real de Ferrol tantos años y nadie se ocupó de cerrarle la clínica. Quiero creer en la Justicia, pero que actúe ya», reclama la xovense.

Isabel Rey le solicitó durante mucho tiempo, hasta que se lo hizo, un informe de lo que tenía. El falso osteópata acompañó la entrega con la pregunta «¿Sabes cuantó vale? 800 euros» y la paciente respondió «no te los pago». Esta señora, de 75 años, asegura que un año antes de su detención le comunicó que no quería volver, pero a los pocos días «me sentí mal y le pregunté 'qué me pusiste', dijo que algo para la tensión, para mí que me la descompensó. Fui de urgencia a la clínica de Ferrol y estuve toda la noche mareada, en observación, hasta que mejoré».

Banco

La xovense comenta que Coté «iba dos o tres veces al día al banco», debido a los cuantiosos ingresos, y tenía el dinero a nombre de la madre y la mujer. El euro hizo bajar el número de pacientes, sobre todo en Viveiro. «Mucha gente paraba al ver que era tan caro».

Algunos afectados quedaron con secuelas de por vida, como una vecina de Barreiros, que tiene un brazo paralizado, a raíz de un pinchazo que le hizo el último día que atendió en la clínica vivariense antes de que lo detuviesen. Además, ya fallecieron tres personas que fueron tratadas por él.

La vivariense Carmen Martínez Corbelle afirma que «nos fixo crer o que non era». Ella acudió porque tenía problemas de movilidad, debido a una hernia discal, y por comentarios de conocidos de la mujer de Coté. Ahora, Carmen acude a revisiones al Hospital da Costa y practica yoga. De momento, mejoró, aunque no descansa en la cama y se resiente.

Casi toda su familia, el marido y la madre, pasaron por la clínica del osteópata, a la que acudían muchos mariñanos. Carmen Martínez estuvo durante años a tratamiento. «Non sei o que me poñía, imaxino que unha infiltración. Díxome que tiña un tumor no riñón e tratáronme, pero ó principio non melloraba», explica.

Carmen Martínez reconoce que gastó «moitos cartos» y explica que José Manuel López les reñía si faltaban un día a consulta. El resto de la familia se cansó y lo dejó, pero todavía se trataba cuando lo detuvieron.

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