Vicente Fuentes: ''Bardem estaba afónico y me pidió ayuda para poder gritar''

Vicente Fuentes, durante el curso que impartió en Lugo (Foto: Sebas Senande)
photo_camera Vicente Fuentes, durante el curso que impartió en Lugo (Foto: Sebas Senande)

Vicente Fuentes es capaz de cambiar tantas veces de voz como de tema. Con un currículum que llenaría páginas, y una agenda repartida entre la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el Teatro de la Abadía y la Real Escuela superior de Arte Dramático, Vicente Fuentes viene a Lugo por quinta vez, porque aunque lo llamen para impartir cursos en otros lugares, aquí puede dormir con una sábana o incluso con una manta, cosa que, en verano, él agradece, según cuenta en esta entrevista publicada en la edición impresa de El Progreso de este miércoles 30.

Ha sido entrenador de Juan Diego Botto, de Tejero, de José Luis Gómez, y creo que incluso Bardem quería llevarle a Estados Unidos.
¡Pero cómo sabes eso...! Javier estaba rodando Perdita Durango, pero se quedó afónico, y necesitaba a alguien que le ayudase a gritar.

¿Cómo fue su experiencia como entrenador de Paz Vega?
Empezó cuando Medem me llamó para Lucía y el sexo, porque quería una Paz Vega castellanizada. Y claro, ella es de Triana. La última vez que trabajamos juntos fue para la película Teresa: el cuerpo de Cristo, que no fue muy gozosa. Ella estaba haciendo Los Borgia, y no tenía tiempo para ensayar. Paz había bordado otros personajes como Carmen, Lucía, Lucrecia Borgia, pero aquí se enfrentaba nada menos que a la señora de Ávila, con su castellano. Trabajábamos una semana sí y otra no, porque iba y venía de Italia. Y, además, tenía que ir a Londres a provarse los trajes de Lucrecia Borgia. Creo que ella hizo un trabajo digno, muy distinto a los otros, aunque no tuvo éxito. Pero mi relación con ella es estupenda.

¿Cómo empezó su interés en el mundo de la voz?
Mi interés viene por el teatro. Estudié en un colegio de curas, y asistí muchas veces a la misa, al ritual, lo que despertó mi interés por el teatro. Después de estudiar Sociología hice Arte Dramático. Era un chico muy enérgico, quería descubrir la vida. Siempre me decían que tuviera cuidado, pero yo me sentía un poco anestesiado, y lo que quería era expresarme. Me contrataron en la Compañía Nacional Lope de Vega para hacer Abelardo y Eloísa, con doña Concha Velasco, y yo era el criado al que castraban delante de todos los espectadores. Tenía dos funciones: gritar y gritar. Pero yo tenía la voz quebrada. No sabía gritar, lo aprendí más tarde.

¿Cuáles fueron sus primeros maestros?
En la Escuela Lope de Vega apareció, a través del Instituto Goethe, un señor, maestro, médico, psicólogo y pionero de la voz llamado Roy Hart. Hizo un curso que me dejó... todo. Era obispo, era cura, era árabe, era ortodoxo, era judío de Suráfrica, era militar, era fascista... representaba todo, era aterrador, para mí, el Sócrates del siglo XX.

Tiene un largo recorrido internacional en sus primeros años...
El teatro español en aquella época no me interesaba. Y quería seguir la vía de investigación de la voz. Trabajé con los profesores de la Royal Shakesperare Company, de hecho soy el traductor de sus libros y adaptador. Fui a Polonia a estudiar con Grotowski y también trabajé con Peter Blau en la Escuela Internacional en París.

¿Cuándo volvió a España?
Cuando los estudios de Arte Dramático se sitúan en el nivel universitario, me llaman y me dicen: "Creo que es el momento para que usted regrese". En ese momento, cerré un ciclo más o menos internacional, porque a mí me interesa la palabra. Yo soy un hombre de Calderón , de Lope, de Góngora y de los místicos, y del Quijote. Todo aquello que había iniciado en otras lenguas, como el francés o el inglés, quería trasladarlo a lo que yo soy, castellano, español. Y lo que más me interesa es el verso como quintaesencia de la palabra.

¿Cree que en nuestra sociedad se le da a la voz la importancia que merece?
Las escuelas de arte dramático, exceptuando la Resad [Real Escuela Superior de Arte Dramático], no le dan mucha importancia. Los políticos no hablan bien, ni articulan bien, y son las estrellas del firmamento. Sus consejeros son malos consejeros. Tenemos buenos cantantes, pero aislados. La sociedad española no es colectiva, es aislada, nos cuesta estar en comunidad. Y en las escuelas nadie se preocupa, ni por enseñar la voz, ni por hablar. Siempre pienso que si a los chavales se les enseñara a hablar, a descubrir la poesía de nuestros grandes textos, no habría tanta agresión.

¿Cuáles son sus voces favoritas?
Todas, porque cada voz es única. Un violín puede dar música durante mucho tiempo. Sin embargo, la voz muere con la persona, y eso es algo que sentimos, algo que nos recuerda la impermanencia y la muerte.

¿Cuál fue el trabajo más difícil al que se enfrentó como entrenador de la voz?
Unir la voz al cuerpo es sin duda lo más difícil. Cuando somos niños el cuerpo y la voz están unidos, y luego, por determinadas circunstancias, se separan. Ése es el trabajo que más me costó realizar.

¿Existen prejuicios acerca de la voz?
En nuestro mundo occidental se valora mucho una voz grave. Si un chico canta con determinada entonación, es homosexual; si una chica es capaz de bajar la voz, es una lésbica. Eso no tiene por qué ser así, son prejuicios. Por mucho que digamos que tenemos libertad y que somos libres, no lo somos.

¿Qué consejos recomienda para la utilizar mejor la voz?
Primero, escuchar más. La voz es oído. Cuando empezamos a crecer en el útero de la madre lo primero que se forma es el oído, y lo último la laringe. Y es a través del oído que estamos aprendiendo durante nueve meses; según vamos escuchando el cuerpo se va formando. Es lo que yo llamo el homo vocalis. Segundo, si habláramos y articuláramos mejor no habría tantos problemas. También hay que hacer jogging y limpiar toxinas. Pensamos que la voz siempre está bien; como no la vemos, ni la escuchamos, sólo sabemos que tenemos una voz cuando enfermamos. Lo mismo pasa en el cuerpo.

¿Qué es lo más atrayente de una voz?
Todas las voces pueden ser atrayentes. La voz es un material hecho de contrarios, como el dios Abraxas, animus y ánima, día y noche, dulzura y rabia, King Kong y la bella, como la vida y la muerte, Dionisio y Apolo. Los contrarios, los complementos, eso es lo que me gusta explorar en la voz, y eso es lo que busco con ella, la integración del individuo.

¿Qué le parecen las terapias que emplean la voz como método de curación?
La voz es la terapia más antigua que tenemos. Los egipcios construyeron un monumento a la voz, y los primeros terapéuticos vocales fueron los griegos. Esto de la risoterapia de ahora es un invento muy antiguo.

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