Viajes al corazón de O Courel

En los años setenta el club Montañeros Celtas entró por primera vez en las cuevas de O Courel. Desde esa fecha, los espeleólogos han catalogado más de 150 cavidades en la montaña lucense. A finales de mes unas jornadas permitirán a los veteranos volver a los secretos ocultos bajo el suelo
Espeleólogos en la Cova do Ceza
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ASEGURAN expertos en espeleología como Manuel Díaz Prieto que O Courel aglutina la segunda concentración de cuevas más importante de Galicia. Es más, para Díaz Prieto, uno de los federados más veteranos de la comunidad, Mondoñedo se lleva la palma por la cavidad del Rei Cintolo, con más de cinco kilómetros de longitud, pero la peculiaridad de O Courel está en el gran número de cuevas que concentra y las diferentes características que reúnen.

Los espeleólogos tienen catalogadas en la zona 150 grutas de todo tipo. Hay cavidades totalmente verticales como la sima Aradelas, otras como la de A Teixeira con más de cuatro kilómetros de largo y algunas que tristemente, ya han sido esquilmadas.

La espeleología comenzó en Galicia en la década de 1950 y la primera referencia de la entrada en una cueva courelesa data de la década de los 70, cuando el club Montañeros Celtas comenzó a estudiar las cuevas más cercanas al límite con O Cebreiro. En el año 1984 el club Ártabros, del que forma parte Manuel Díaz, entró en la Cova do Ceza e hizo las primeras incursiones subacuáticas, apunta el propio Díaz. A partir de ese momento, espeleólogos de clubes de toda Galicia se dedicaron a investigar las cuevas de O Courel y en últimos años el sector ha mirado especialmente hacia la montaña lucense.

Cuando se cumplen cuatro décadas de aquellas primeras incursiones, el club Ártabros y la Federación Galega de Espeleoloxía organizan los día 31 de este mes y 1 y 2 de noviembre unas jornadas para los amantes del sector. Los espeleólogos más veteranos y los pioneros en O Courel bajarán de nuevo a las cavidades. En las grutas se repasarán las actividades realizadas antaño y los materiales utilizados en otras épocas.

Manuel Díaz reconoce que, efectivamente, cambiaron desde la ropa y las luminarias hasta el calzado, pero la esencia se mantiene. Recuerda que a las primeras cuevas se llegaba a través de las indicaciones de los cazadores, de los vecinos de la zona o tras observar un cambio en la vegetación o en la incidencia de la luz que permitía descubrir que bajo la maleza había una oquedad. Valora que se mejoró en medidas de seguridad para los montañeros, pero que la seguridad del patrimonio de las cuevas sigue siendo la gran tarea pendiente.

Guillermo Díaz Aira es un biólogo monfortino y espeleólogo federado que en los últimos dos años ha recorrido muchas de las cuevas de O Courel y conoce perfectamente los daños que hay en algunas de ellas. Insiste en que «unha persoa pode destrozar nun minuto o que á natureza lle levou 100.000 anos crear». O Courel está en Red Natura y hay que pedir un permiso para entrar a las grutas, pero hay mucha gente que no lo hace. Al margen de ese trámite burocrático no hay sanciones y la mayoría de las veces los autores de los destrozos ni son identificados.

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