La banda de gaitas Zuncurrundullo puede presumir de haber actuado en su cuarto de siglo de vida en las principales citas internacionales de la música tradicional. Pero al margen de su calidad -su gran aval para cosechar premios y subirse a esos escenarios-, la seña de identidad de este grupo de Castroverde es que parte de su repertorio está inspirado en la Edad Media, al igual que su vestuario. Si resulta atípica esa apuesta, también es singular cómo se gestó el grupo, con un músico madrileño como alma máter de esa puesta en valor de la música gallega y con el colegio de Castroverde como cantera.
Todo empezó a finales de los 80, cuando Cándido Díaz, que dejó su Madrid natal para mudarse con su pareja a Castroverde en busca de la tranquilidad del campo, empezó a dar clases de música en el colegio con el apoyo de varios padres de alumnos. «Casi no teníamos instrumentos, salvo flautas y alguna gaita, y usábamos cajas, cacerolas... Cualquier cosa que sonase valía», bromea el director de la banda, que tocó en grupos como Taranis o Brath.
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