Viajar por el agua

los jóvenes focenses, que viajaron acompañados de las profesoras Conchi Roca y Carmen Méndez, permanecieron una semana alojados en casa de estudiantes de un centro alemán de Bruchköbel, al igual que sus compañeros de Rumanía, Francia, Holanda y Eslovaquia, con los que comparten un proyecto europeo. La cita sirvió para una puesta común conjunta de los trabajos realizados en cada uno de los centros sobre el tema común: el ‘Aqua’.

Cada uno de los institutos realizó un trabajo sobre el agua en la vegetación y los alimentos, que los focenses centraron en la calidad del elemento en sus zonas de residencia y en el estudio de las algas, «aproveitando que somos un centro que está na costa», aunque sus estudios se extendieron también a otras materias muy distintas, sobre la presencia del agua en la literatura, para lo que se inclinaron por el mito de Neptuno y, más próximo, con el análisis de un poema de Rafael Alberti.

El teatro y convertir en imágenes refranes sobre el agua fueron otros de los temas que abordaron en los talleres, sin olvidar la parte más ecológica del agua como recurso limitado, pero también como origen de posibles conflictos.

Convivencia

El análisis de cada uno de los talleres se llevó a cabo en el centro alemán por las mañanas, con lo que los estudiantes del resto de países convivieron durante varios días con alumnos germanos, comiendo en el instituto y conociendo de primera mano las diferencias con sus centros de origen. La mejor preparación en cuestión de idiomas es la principal distancia que encontraron entre ambos países las profesoras focenses, quienes reconocen que a pesar de ello, los estudiantes se entendían perfectamente en inglés, mientras que los docentes se relacionaban en francés.

Costumbres

Las profesoras destacan la importancia de este tipo de encuentros, pues para los alumnos significa una gran experiencia de poder conocer de cerca otra cultura. «Non é unha viaxe organizada, senón que convives con eles e adáptaste os seus costumes», señalan y, así, había alumnos que llegaban al centro en bicicleta, por ejemplo.

La convivencia con las familias ayuda a acercarse más a la cultura real del país, lo que lleva implícito el hecho de tener que adaptarse a otras costumbres, la menos llevadera, la diferencia horaria con las comidas, que al mediodía es a las doce, «e houbo un día, en que fumos de excursión a Francfurt, no que cando nos sentamos a cear eran as cinco menos cuarto da tarde, fixemos incluso fotos cun reloxo porque parecíanos algo incríble», relata Conchi Roca.

El programa de actividades incluyó visitas a los lugares más destacados, pero también actos más cercanos, como una recepción de bienvenida con comida típica de cada país, «á nosa, a verdade é que gusta moito», confiesan las docentes y también una fiesta de despedida, aunque para algunos alumnos solo será un punto y seguido, pues los lazos de amistad creados generarán nuevas visitas durante el verano y eso que los chicos solo se conocían por internet, pues desde meses antes del viaje ya habían estado en contacto, lo que permitió que, nada más verse, cada uno reconociera a su ‘hermano’ alemán. Para varios de los focenses, además, el viaje les permitió estrenarse en el avión.

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